Ascitis
¿Qué tratamientos existen para la ascitis?
Se puede tratar de varias maneras, desde cambios en el estilo de vida y la dieta hasta medicación y procedimientos médicos. A todos los pacientes con ascitis causada por la cirrosis hepática se les aconseja que reduzcan o dejen de beber alcohol, ya que esto ayudará a evitar la acumulación de líquido y a mejorar la respuesta a los medicamentos. Es importante seguir una dieta sin sal añadida, por lo que es posible que le vea un dietista para hablar de ello y ser consciente de que muchos alimentos contienen más sal de la que cabría esperar. En algunos casos leves de ascitis, la reducción del consumo de sal es suficiente para controlarla. Sin embargo, si esto no funciona o el volumen de ascitis es más importante, puede ser necesario tomar unos medicamentos llamados diuréticos («pastillas de agua»). Éstos actúan eliminando el exceso de líquido, en parte aumentando la cantidad de orina que produce el organismo.
Desgraciadamente, a veces estas sencillas medidas y la medicación no evitan una mayor acumulación de líquido. En este caso puede ser necesario un tratamiento adicional denominado paracentesis, también conocido como «drenaje ascítico». Consiste en anestesiar la piel del lado del abdomen y luego introducir un pequeño tubo en la cavidad abdominal para drenar el líquido. El tubo se retira una vez que el líquido se ha drenado. Si el líquido vuelve a acumularse, puede ser necesario repetir este procedimiento.
Algunas personas pueden tener «ascitis refractaria», lo que significa que no responden a la dieta baja en sal o a los medicamentos, que tienen efectos secundarios de los medicamentos o que necesitan un drenaje frecuente (paracentesis). Las opciones de tratamiento en esta situación incluyen un procedimiento radiológico (guiado por rayos X) en los vasos sanguíneos del hígado (denominado «derivación portosistémica intrahepática transyugular» o «TIPSS») o, en raras ocasiones, el trasplante de hígado.
¿Es necesario controlar la ascitis y, en caso afirmativo, cómo?
Sí, es necesario vigilarla. Las mediciones periódicas del peso y del tamaño del abdomen son formas útiles de controlar el volumen de líquido, ya que los cambios rápidos de peso pueden indicar una pérdida o un aumento de líquido. Si cree que su peso está cambiando muy rápidamente, es posible que tenga que acudir a un médico para que le haga un chequeo. Mientras se toma la medicación diurética, es importante realizar análisis de sangre periódicos para controlar los niveles de sal y la función renal, ya que los diuréticos pueden afectar al funcionamiento de los riñones. Si se acaban de empezar a tomar los diuréticos, estos análisis de sangre serán más frecuentes hasta que el cuerpo se acostumbre a la medicación.