Cómo controlar tus emociones eficazmente

Jill y Sarah son las mejores amigas. Lo hacen todo juntas, pero también son muy diferentes.

Jill está constantemente en tensión; el más mínimo percance la sume en un estado de frustración, estrés y gritos. Le afecta todo lo que le rodea: el tráfico, las largas colas, el colega mezquino. Su estado de ánimo y su felicidad están directamente influenciados a diario por lo que ocurre a su alrededor. En cambio, Sarah no deja que las cosas pequeñas la afecten. Ella decide cómo quiere sentirse y es mucho más feliz de forma continua que Jill.

¿Cuál es la diferencia?

Elección.

Controlar tus emociones es en gran medida una cuestión de elección. ¿Quieres hacerlo o no? Se ha escrito mucho sobre las emociones y sobre cómo manejarlas eficazmente, pero muchas personas no pueden controlar esta área de la vida. ¿Por qué? Gestionar las emociones con eficacia es, en realidad, como desarrollar una habilidad o un hábito. Es una forma de hacer algo mejor, y como humanos, es lo que más nos cuesta cambiar.

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Cambiar la forma de hacer algo habitualmente no es fácil y es aún más difícil cuando se trata de las emociones. Cuando nos sentimos «emocionados», lo último que queremos hacer es calmarnos y tratar de afrontar la situación de forma proactiva; lo más frecuente es que queramos despotricar sobre lo que nos molesta.

Si entendemos un poco más cómo funcionan nuestras emociones, estaremos en una posición mucho mejor para utilizar esta información en nuestro beneficio. Aprender a controlar tus emociones puede ser una de las mejores habilidades que desarrollarás en tu vida. Tus emociones conducen a las acciones que realizas y, por lo tanto, crean la vida que estás experimentando ahora, cada parte de ella.

Nuestra parte emocional del cerebro, el sistema límbico, es una de las partes más antiguas si la comparamos, por ejemplo, con nuestra corteza prefrontal, que es nuestra parte «pensante». Dado que nuestra parte emocional es tan antigua y, por lo tanto, una parte del cerebro extremadamente fuerte, es comprensible que parezca que nuestras emociones nos dirigen y secuestran nuestro pensamiento en ocasiones. La parte emocional del cerebro de una persona media es más de seis mil millones de veces más activa que el córtex prefrontal.

La cuestión es que tus emociones secuestrarán de forma natural tu pensamiento -esto es un hecho-, pero aún así hay formas de lidiar con esto.

Para simplificar las cosas, veamos qué puedes hacer para darle la vuelta a esta situación. Ignorar las emociones, reprimirlas o no lidiar con ellas se volverá contra ti. El estrés y la ansiedad provienen de las emociones reprimidas, así que si crees que lidiar con tus emociones ignorándolas va a funcionar, estás muy equivocado.

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Aquí tienes 4 sencillos pasos para empezar a controlar tus emociones de forma efectiva.

El primer paso es la conciencia

Si no eres consciente de los momentos en los que te pasas de la raya o reaccionas de forma exagerada, ¿cómo puedes intentar gestionarlo? Es imposible. Empieza a controlar tus emociones y a ponerles nombre. A veces nos cuesta identificar lo que sentimos. Ponerle un nombre nos ayuda a ganar claridad, lo cual es esencial para avanzar.

Descubre el «por qué» de tus emociones

Una vez que has identificado cómo te sientes, quieres descubrir por qué lo sientes. ¿Qué está causando este sentimiento dentro de ti? Por supuesto, puede haber un millón de razones, y para averiguarlo tienes que preguntarte, como harías con un amigo, «¿Qué pasa? ¿Qué es lo que me hace sentir así?». Tu mente siempre buscará una respuesta.

La mayoría de las veces, simplemente la forma en que estás pensando en la situación está causando que te sientas como lo haces. Otra gran razón por la que sentimos emociones negativas es porque nuestros valores no están presentes en ese momento o no están siendo respetados.

Recuerda: descubre el «por qué».

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Entonces pregúntate: «¿Cuál es la solución?»

Una vez que hayas descubierto el por qué, ¿qué puedes hacer para recuperar el control? A veces, puede que necesites cambiar la forma en que estás pensando en la situación.

Verás, tus pensamientos conducen directamente a tus sentimientos; así que si te estás sintiendo mal, lo más probable es que tengas un pensamiento negativo que te está haciendo sentir así. Si empiezas a pensar en otras formas posibles de ver la situación, empezarás a sentirte mejor inmediatamente. Lo que enfocas se expande¡

A veces, simplemente entendiendo por qué te sientes de cierta manera en un momento determinado, tus emociones comenzarán a disminuir porque la comprensión siempre lleva a la calma.

Elige cómo quieres reaccionar

Esta es la parte más difícil. La forma en que reaccionamos y gestionamos nuestras emociones es un hábito. No te has fijado en esas personas que se estresan por nada, que se asustan literalmente por nada? Casi te dan pena. Han creado el hábito de asociar una situación que no les gusta con «enloquecer». Sus emociones les han secuestrado.

Aprender a escuchar tus emociones, a identificarlas, comprenderlas y luego elegirlas, no es algo que decidas practicar dos veces por semana a la hora de comer. No, es con esfuerzo y disciplina continuos que puedes empezar a construir esta habilidad esencial.

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Pensamientos finales

¿Controlas tus emociones, o realmente te controlan y dirigen a ti?

No es fácil y por eso mucha gente no se esfuerza y se rinde. Pero una vez que eres capaz de controlar tus emociones, la vida te cambia de más maneras de las que jamás soñaste. No sólo te sentirás con más poder y control en la vida, sino que serás más feliz y mucho más saludable ya que no estarás estresado o agobiado tan a menudo.

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Crédito de la foto destacada: Christian Fregnan vía unsplash.com

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