El vínculo entre la salud física y la salud mental

Mantener la salud es un objetivo central en la vida de muchas personas, y los padres quieren promover la buena salud de sus hijos de cualquier manera que puedan.

Los consejos de salud están por todas partes, pero muchos de ellos se centran sólo en el cuerpo. A medida que los investigadores siguen estudiando los factores que influyen en nuestra salud, descubrimos que la salud física y la salud mental están más estrechamente relacionadas de lo que creíamos. Si la salud mental o física se desequilibra, el individuo sufrirá.

Tabla de contenidos:

  • ¿Qué es la salud mental?
  • ¿Qué es la salud física?
  • La salud mental y física están relacionadas
  • Cómo mejorar su salud mental

Entender cómo nuestros cuerpos y mentes trabajan juntos o en contra de los demás fortalece su capacidad de tomar decisiones positivas para su salud y la de los niños a su cargo.

¿Qué es la salud mental?

La definición amplia de salud mental se refiere al bienestar de un individuo a nivel emocional, social y psicológico. El estado de la salud mental de una persona influye considerablemente en su forma de actuar, procesar las emociones y tomar decisiones. Una persona con buena salud mental puede mantener relaciones sanas, expresar una amplia gama de emociones y gestionar las dificultades del cambio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como el estado de bienestar en el que cada individuo se da cuenta de su propio potencial, gestiona las tensiones normales de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera y puede contribuir a su comunidad.

La mayoría de la gente piensa en la salud mental como la ausencia de trastornos diagnosticables, pero la salud mental se representa mejor como un continuo. En un extremo del espectro se encuentran las personas que muestran una resiliencia activa y son capaces de tomarse las incertidumbres de la vida con calma. En el otro extremo del espectro se encuentran las personas cuyos trastornos causan un grave impacto en el funcionamiento diario. Si alguien se encuentra en el centro del espectro, es probable que describa su salud mental como «buena».

Es posible, incluso común, que las personas se encuentren en algún punto intermedio. Incluso si no tiene una condición diagnosticada y siente que funciona lo suficientemente bien en su vida cotidiana, puede carecer de los recursos para hacer frente a un cambio repentino. Estas son algunas de las señales que indican que la salud mental de alguien está cambiando:

  • Cambios en los patrones de sueño y alimentación
  • Retirada de los amigos, la familia y las actividades
  • Pérdida de energía
  • Aumento de la irritabilidad y de los cambios de humor
  • Pérdida de rendimiento en la escuela o el trabajo

Estos síntomas indican un deterioro de la salud mental y apuntan potencialmente a un trastorno psicológico en desarrollo. Algunos de los trastornos más comunes en niños y jóvenes son:

  • Depresión
  • Ansiedad
  • Trastorno bipolar
  • Trastorno del control de los impulsos

¿Qué es la salud física?

Cuando se trata de niños y jóvenes, solemos prestar mucha más atención a la salud física que a la mental. Los padres y tutores dedican mucha energía a garantizar que los niños crezcan físicamente sanos, pero es posible que no tengan una idea completa de lo que implica la salud física. La salud física tiene dos componentes centrales.

1. Nutrición

Una buena nutrición es esencial para todos, pero los cuerpos en crecimiento necesitan aún más recursos. Una gran cantidad de vitaminas y minerales es esencial para la salud física, al igual que las cantidades adecuadas de proteínas e hidratos de carbono. Equilibrar la dieta de tu hijo le da muchas más posibilidades de mantenerse físicamente sano.

2. Actividad

Cada vez es más difícil conseguir que los niños hagan suficiente ejercicio y actividad física. Con la proliferación de pantallas en todos los ámbitos de la vida, los niños y los adultos jóvenes son cada vez más sedentarios. Aunque las directrices de actividad del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) recomiendan que los jóvenes de 6 a 17 años realicen 60 minutos o más de actividad física al día, la mayoría de los niños no se acercan a esa cifra.

La televisión es uno de los mayores culpables de crear un estilo de vida sedentario. Los niños que ven tres o más horas de televisión al día tienen un 65% más de probabilidades de ser obesos que los que ven menos de una hora al día. El tiempo de pantalla de todo tipo tiene efectos negativos sobre la salud, que van desde la pérdida de sueño hasta las dificultades de aprendizaje.

Otros componentes de la salud física son las revisiones dentales y de la vista periódicas para controlar el desarrollo, así como asegurarse de que los niños duermen lo suficiente para impulsar su crecimiento. Las revisiones periódicas de su hijo son la oportunidad perfecta para plantear cualquier pregunta que tenga sobre la salud física y detectar a tiempo cualquier problema en desarrollo.

Cómo se relacionan la salud mental y la física

La diferencia entre la salud física y la mental no es tan pronunciada como podría pensarse. Durante años, los investigadores se han planteado una pregunta compleja: ¿cómo interactúan la salud mental y la física? La respuesta es previsiblemente complicada, pero sabemos que las enfermedades mentales afectan a la salud física directa e indirectamente. Eche un vistazo a algunas de las formas concretas en que su cuerpo y su mente se influyen mutuamente.

La depresión y el sistema inmunitario

La depresión, el trastorno mental más común en Estados Unidos, no sólo afecta al estado de ánimo y a la motivación. Puede afectar directamente al sistema inmunitario al suprimir las respuestas de las células T a los virus y las bacterias, lo que hace que

sea más fácil enfermar y permanecer enfermo durante más tiempo. Un sistema inmunitario debilitado también puede provocar un aumento de la gravedad de las alergias o el asma.

Algunas investigaciones sugieren que puede ser al revés, y que el sistema inmunitario puede, en realidad, causar depresión. El estrés -especialmente el de tipo crónico- desencadena una respuesta inmunitaria dentro del propio cerebro. Esa respuesta inflamatoria puede ser una de las causas de la depresión.

Un estudio reciente sobre la inflamación inmunitaria y la depresión implicó la manipulación de los receptores inmunitarios en ratones. Los investigadores expusieron a los ratones a un estrés repetido y observaron que el estrés hacía que los cerebros de los ratones liberaran citoquinas. Las citoquinas son un tipo de proteína asociada a la inflamación, y su liberación provocó daños en la corteza prefrontal medial, una parte del cerebro que desempeña un papel fundamental en la depresión. En otras palabras, los investigadores fueron capaces de desencadenar síntomas depresivos como resultado de la respuesta del sistema inmunitario al estrés.

Un sistema inmunitario fuerte es un sello distintivo de la salud física, pero la adición de estrés aumenta las posibilidades de depresión. A su vez, la depresión puede debilitar aún más el sistema inmunitario, lo que da lugar a un ciclo desalentador.

Este caso ilustra el hecho de que muchos problemas de salud tienen un elemento tanto físico como mental.

Enfermedad mental y fatiga

La depresión, la ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo suelen provocar una sensación persistente de cansancio y agotamiento. Algunos sugieren inadecuadamente que «todo está en la cabeza», pero las investigaciones demuestran que no es así. Estar cansado mentalmente conduce al cansancio físico.

Un estudio de la Universidad de Bangor en Gales, Reino Unido, hizo que los participantes montaran en una bicicleta estática hasta llegar al punto de agotamiento. Definieron el agotamiento como la incapacidad de mantener un ritmo de 60 revoluciones por minuto durante cinco o más segundos.

Los participantes realizaron la prueba en dos situaciones diferentes. En una situación, montaron en la bicicleta como de costumbre. En la segunda situación, los participantes se involucraron primero en una tarea de 90 minutos con elementos que recurrían a la memoria, las reacciones rápidas y la inhibición de las respuestas impulsivas a los estímulos.

Después de que los participantes se involucraran en el desafío mental, dijeron sentirse cansados y un poco desganados. Y lo que es más importante, los participantes alcanzaron el punto de agotamiento un 15 por ciento antes.

Las enfermedades mentales están estrechamente relacionadas con la fatiga, y ese cansancio persistente puede provocar fácilmente el deterioro de la salud física. Cuando alguien está crónicamente deprimido o ansioso, es menos probable que haga ejercicio y que lo abandone antes de tiempo cuando lo hace. El cansancio provocado por las enfermedades mentales también puede interferir en la higiene básica, aumentando la vulnerabilidad a las enfermedades.

La ira, la ansiedad y la salud del corazón

Los arrebatos de ira y el estrés de la ansiedad son malos para el corazón. Un estudio australiano se propuso comprobar si las emociones agudas pueden provocar ataques cardíacos como los que se ven en las películas, y desgraciadamente, el tropo es cierto.

El doctor Thomas Buckley, autor principal del estudio, dijo: «Nuestros hallazgos confirman lo que se ha sugerido en estudios anteriores y en pruebas anecdóticas… que los episodios de ira intensa pueden actuar como desencadenantes de un ataque cardíaco.»

En las dos horas siguientes a un episodio de ira intensa, que el estudio definió como lenguaje corporal tenso, puños o dientes apretados y sensación de «estar a punto de estallar», el riesgo de ataque cardíaco de una persona se multiplica por 8,5.

En el caso de la ansiedad, el riesgo de ataque cardíaco se multiplica por 9,5 en las dos horas siguientes. Aunque los jóvenes suelen estar muy lejos de tener que preocuparse por los infartos, la ira y la ansiedad que conllevan los trastornos del control de los impulsos pueden afectar negativamente a sus corazones en crecimiento.

Lo que puede hacer para mejorar la salud mental

Si usted o un niño de su vida está luchando contra la depresión, la ansiedad u otro trastorno psicológico, hay medidas que puede tomar por su cuenta para mejorar la salud mental.

Comience con el autocuidado

El autocuidado es cualquier acción que realice con la intención de preservar o mejorar su estado mental actual o su salud mental en general. Las actividades de autocuidado tienen dos propósitos fundamentales: establecer límites saludables y desarrollar la capacidad de hacer frente a los altibajos de la vida. He aquí tres consejos para empezar.

Solidificar un horario de sueño

No dormir lo suficiente puede exacerbar los problemas de salud mental. Según la Escuela de Medicina de Harvard, los individuos con un historial de insomnio tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar depresión. Por el contrario, más del 50 por ciento de las personas con ansiedad y hasta el 90 por ciento de las personas con depresión experimentan problemas de sueño de algún tipo.

Las rutinas de sueño son especialmente importantes para los niños. Si no duermen lo suficiente, los niños pueden sufrir el debilitamiento de su sistema inmunitario y problemas de rendimiento académico, comportamiento y disminución de la salud mental en general.

Crear un horario y una rutina en torno a un sueño adecuado es un paso eficaz para mejorar su salud mental o la de un niño a su cargo. Desarrollar una rutina de sueño puede ser tan sencillo como establecer una hora concreta para irse a la cama, limitar o eliminar el acceso a la pantalla durante una hora antes de acostarse y culminar la noche con su mezcla de té de hierbas favorita o un vaso de leche caliente.

Salga al aire libre

Muchos niños y adolescentes no pasan suficiente tiempo al aire libre, y el problema es aún peor para los adultos. La depresión reduce el deseo y la motivación para salir de casa, pero se ha demostrado que salir de casa y caminar

en la naturaleza reduce los síntomas depresivos.

Saca tiempo para al menos dos excursiones al aire libre a la semana, aunque sólo sea un paseo rápido alrededor de la manzana o bajar al parque durante 20 minutos. Convertir el tiempo al aire libre en una rutina ayuda a mejorar su propia salud mental y establece un ejemplo práctico para los niños a su cargo.

Programa tiempo para actividades

Trabajar con las manos es una forma comprobada de reducir los síntomas de la depresión y mejorar la salud mental. La mitad de la corteza cerebral está dedicada a las manos, por lo que un pasatiempo práctico proporciona a su cerebro un buen entrenamiento.

No es necesario dedicarse a la ingeniería mecánica para beneficiarse de la actividad práctica. Una clase de arte o de cocina activará los mismos efectos. El desarrollo del cerebro de los niños requiere una mezcla saludable de actividad cognitiva y física, por lo que cualquier pasatiempo que implique el uso de las manos junto con la mente les ayudará a desarrollar y mantener una mejor salud mental.

Busca el tratamiento adecuado

El autocuidado es un componente crucial para la salud mental, pero en muchos casos, las enfermedades mentales requieren la ayuda de expertos cualificados. El asesoramiento y la terapia dialéctica conductual (TDC) enseñan a las personas a enfrentarse a las enfermedades mentales que perturban su vida cotidiana. El autocuidado puede ser de gran ayuda, sólo como complemento de los programas de tratamiento diseñados para abordar su trastorno o el de su hijo desde la raíz.

Lo que puede hacer para mejorar la salud física

Para que un niño obtenga el máximo beneficio del autocuidado y del tratamiento de salud mental, también debe incorporar hábitos que mejoren su salud física. Aquí hay tres cambios a largo plazo que puede hacer para mejorar la salud de un niño y la suya.

  1. Limite el tiempo de pantalla: Ya hemos hablado de cómo el tiempo de pantalla resulta en un estilo de vida sedentario, pero eso no significa que tengas que prohibirle a tu hijo las pantallas por completo. La tecnología es una parte inevitable de la vida moderna, así que enseñar a los niños a consumir medios con moderación es clave. Intente hablar de los límites de tiempo de pantalla con los niños mayores, para dejar claro que se trata de una cuestión de llevar una vida equilibrada, no de un castigo.
  2. Enseñe a elegir alimentos saludables: Comer bien es difícil para muchos adultos, pero aprender más sobre la alimentación te permite inculcar buenos hábitos a tu hijo. Si no está seguro de por dónde empezar, visite el sitio web MyPlate del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) para ver las directrices, los recursos y las sugerencias sobre alimentación saludable. El sitio le permite buscar por público para que pueda encontrar materiales diseñados para atraer a niños, adolescentes y jóvenes en edad universitaria.
  3. Fomente el ejercicio: Es mucho más fácil para un niño o un joven incorporar hábitos de ejercicio saludables que para un adulto. Los niños también tienen más tiempo y más opciones para hacer ejercicio, desde la educación física en la escuela hasta los clubes deportivos locales. Hacer de la actividad física una parte rutinaria de la vida proporciona a los niños un mecanismo de afrontamiento incorporado y saludable que mejora la salud mental a largo plazo.

Hillside: Su socio en la salud mental

El vínculo entre la salud física y la mental es complejo en general, y aún más cuando se trata de niños en crecimiento. Si tiene preguntas sobre la salud mental o los trastornos que afectan a un niño en su vida, puede estar asustado e inseguro de qué hacer a continuación. Traiga sus preguntas a Hillside, la principal organización de tratamiento de salud mental sin ánimo de lucro de Atlanta para jóvenes. Si está preparado para facilitar la curación de su hijo, póngase en contacto con nosotros y obtenga más información sobre las opciones de tratamiento para niños y jóvenes que luchan con su salud mental.

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