La enfermedad de Crohn y la dieta

La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa son dos tipos de afecciones conocidas como enfermedad inflamatoria intestinal, o EII. La enfermedad de Crohn se define por la inflamación crónica y la irritación del tracto digestivo. La colitis ulcerosa también produce inflamación, pero específicamente en el colon y el recto. Según la Crohn’s and Colitis Foundation of America, se calcula que 3 millones de estadounidenses padecen EII. La causa no se conoce del todo, pero se sabe que la enfermedad es hereditaria. Además, el sistema inmunitario y el entorno parecen desempeñar un papel en el desarrollo de la EII.

¿Qué ocurre con la enfermedad de Crohn?

Se desconoce el proceso exacto que causa la inflamación y la irritación, pero se han obtenido algunos datos sobre la enfermedad. La enfermedad de Crohn suele afectar a la parte inferior del intestino delgado, pero puede manifestarse en cualquier parte, desde la boca hasta el ano. El sistema inmunitario también desempeña un papel en esta enfermedad.

Las células inmunitarias se acumulan en los intestinos, atacando a las bacterias, los alimentos, el tejido corporal sano y otras sustancias inofensivas o incluso beneficiosas, lo que provoca síntomas como dolor abdominal, diarrea, sangrado rectal, pérdida de peso, fiebre y fatiga. Estas células inmunitarias acumuladas producen sustancias químicas que promueven la inflamación, dañan las paredes intestinales y provocan los síntomas de la enfermedad de Crohn.

¿Cómo interviene la dieta?

Los alimentos no causan la enfermedad de Crohn y no se ha demostrado que ninguna dieta especial sea eficaz para tratarla. Sin embargo, ciertos alimentos pueden provocar brotes de los síntomas de la enfermedad de Crohn en algunas personas. Algunos alimentos que son más propensos a causar síntomas son los alimentos ricos en fibra y grasa dietética, los productos lácteos y las bebidas carbonatadas.

La investigación no ha logrado determinar qué alimentos específicos son los culpables para todas las personas con esta enfermedad. Conclusión: no hay una dieta que alivie la enfermedad de Crohn. Sin embargo, entre los pasos importantes del tratamiento de la enfermedad de Crohn se incluye llevar un diario de alimentos detallado, evitar los alimentos que provocan los síntomas y consultar con un nutricionista diplomado con experiencia en salud digestiva.

Necesidades de nutrientes

La deficiencia de nutrientes es otra preocupación común, ya que la inflamación de esta enfermedad interfiere en la absorción de nutrientes. Además, ciertos nutrientes pueden faltar cuando se evitan los alimentos. En consecuencia, las personas con enfermedad de Crohn necesitan una dieta rica en nutrientes con las calorías, proteínas y grasas saludables adecuadas.

Los medicamentos con esteroides que se suelen recetar para la enfermedad de Crohn pueden aumentar el riesgo de osteoporosis, por lo que se necesita una cantidad suficiente de calcio, vitamina D, magnesio y vitamina K para la salud ósea. La malabsorción también puede dar lugar a deficiencias de vitamina C, vitamina B12, ácido fólico y zinc.

Consejos de alimentación saludable

Si tiene la enfermedad de Crohn, consulte a un nutricionista dietista titulado que pueda trabajar con usted para desarrollar un plan de alimentación personalizado.

Algunos consejos y pautas pueden incluir:

  • Come pequeñas comidas o merienda cada 3 o 4 horas. Manténgase hidratado. Beba pequeñas cantidades de agua a lo largo del día.
  • Durante los períodos en los que no tenga síntomas, incluya cereales integrales y una variedad de frutas y verduras en su plan de alimentación. Empiece a tomar nuevos alimentos de uno en uno, en pequeñas cantidades.
  • Cuando tenga síntomas, como diarrea o dolor abdominal, siga la lista de alimentos recomendados que le proporcione su nutricionista diplomado. Los alimentos que deben evitarse pueden ser los alimentos ricos en fibra, las verduras crudas y que producen gases, la mayoría de las frutas crudas y las bebidas con cafeína.

Su médico y nutricionista dietista registrado pueden recomendar alimentos con probióticos y prebióticos añadidos, así como suplementos dietéticos para prevenir o tratar las deficiencias.

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