Pólipos nasofaríngeos

Pólipos nasofaríngeos

Los pólipos nasofaríngeos son lesiones relativamente infrecuentes en los gatos que, cuando son lo suficientemente grandes, pueden ser una causa importante de signos respiratorios superiores crónicos. Varios informes han descrito la presentación clínica y el manejo de esta enfermedad en los gatos, lo que puede reflejar el aumento de la incidencia o puede ser simplemente el resultado de un mayor conocimiento de esta lesión. Sólo se ha encontrado un informe sobre pólipos nasofaríngeos en perros. La edad de presentación, los signos de presentación, el aspecto histológico del pólipo, el tratamiento y el curso postoperatorio en este perro fueron similares a los descritos en los gatos.

Origen y etiopatogenia: La etiología y la patogénesis de los pólipos nasofaríngeos no se conocen bien. Las especulaciones se centran en el origen congénito o inflamatorio.

La trompa de Eustaquio y la cavidad timpánica (oído medio) se originan en la primera bolsa faríngea (receso tubotímpico), y se ha propuesto que los pólipos nasofaríngeos se desarrollan como resultado de un defecto congénito en este receso tubotímpico. No se han descrito otros defectos congénitos asociados a los pólipos, por lo que esta hipótesis es débil. Sin embargo, la lesión se produce en gatos jóvenes.

También se ha propuesto una base inflamatoria para los pólipos nasofaríngeos. Esta hipótesis se basa, al menos en parte, en la característica histológica habitual de los pólipos, en particular, la presencia de células inflamatorias dentro de un tejido conectivo bien vascularizado. Este núcleo estromal suele estar cubierto por epitelio respiratorio. El componente inflamatorio es un hallazgo constante, pero no se sabe si es una causa de los pólipos.

Tampoco se sabe con certeza si la trompa de Eustaquio o el oído medio es el lugar de origen de los pólipos. Un informe de cuatro casos aportó pruebas de que el tubo auditivo es el lugar de origen. Todos los gatos de esta serie tenían menos de dos años de edad y tenían una breve historia clínica de enfermedad respiratoria sin signos clínicos, o evidencia clínica o radiográfica de afectación del oído medio. Se concluyó que la enfermedad del oído medio no es un factor primario en el desarrollo de los pólipos.

En otro informe de cuatro casos, los gatos afectados tenían entre dos y cinco años de edad. Tres de estos gatos tenían signos clínicos de otitis media antes o después de la aparición de los signos respiratorios. En un gato, se encontraron pólipos tanto en el canal auditivo externo como en la nasofaringe. Histológicamente, estas lesiones eran similares entre sí. Este caso proporcionó pruebas de que estos pólipos se habían desarrollado en asociación con una otitis media crónica, que probablemente afectaba a la membrana timpánica.

Señalización y signos clínicos de presentación: Los pólipos nasofaríngeos se diagnostican con más frecuencia en gatos jóvenes (con una edad media en el momento del diagnóstico de 1 año y medio) que en gatos mayores. Sin embargo, las lesiones se han reconocido en gatos de menos de 6 meses y de hasta 15 años. No se ha identificado ninguna predisposición por sexo o raza.

Se ha informado de una amplia variedad de signos de presentación en gatos con pólipos nasofaríngeos. Los signos más comunes son la obstrucción parcial de las vías respiratorias superiores, incluyendo estridor respiratorio, disnea, secreción nasal, estornudos, tos y disfagia. Los signos menos frecuentes incluyen otitis, típicamente otorrea, irritación auditiva y signos vestibulares como inclinación de la cabeza.

Diagnóstico: El diagnóstico se basa en el hallazgo de una masa de tejido blando por encima del paladar blando, en la nasofaringe o en el canal auditivo externo. Suele ser necesario examinar la orofaringe y la nasofaringe de los gatos anestesiados para visualizar la lesión. El borde caudal del paladar blando puede extraerse hacia delante con un gancho no traumático para permitir la inspección de la masa, y un espejo dental colocado dentro del aspecto caudal de la faringe para evaluar el área por encima del paladar blando. Los pólipos aparecen como masas brillantes, pedunculadas, rojas, rosadas o grisáceas en la nasofaringe. También se recomienda el examen otoscópico para evaluar los canales auditivos y las membranas timpánicas en busca de signos de otitis media mientras el gato está anestesiado, ya que la mayoría de los gatos con pólipos nasofaríngeos tienen otitis media. También se recomienda realizar radiografías de la bulla timpánica para evaluar la destrucción ósea. La tomografía computarizada podría utilizarse en algunos casos cuando las radiografías no sean concluyentes. Los valores de hematología y bioquímica sérica en gatos con pólipos nasofaríngeos no suelen ser destacables. El calicivirus se aisló de dos de tres gatos en un estudio.

Tratamiento: La resección quirúrgica es el único tratamiento exitoso reportado para los pólipos nasofaríngeos. La extirpación quirúrgica del pólipo mediante tracción es sencilla y no suele presentar complicaciones. La retracción del borde caudal del paladar blando puede ser suficiente en algunos casos para permitir la extirpación del pólipo con fórceps Allis, utilizando la tracción en la base del pedículo adherido. Sin embargo, en algunos casos, el borde libre (caudal) del paladar blando requiere una incisión para mejorar el acceso.

La realización de una osteotomía de la bulla en gatos con pólipos nasofaríngeos puede ser necesaria cuando el oído medio está afectado. Aunque el riesgo de complicaciones es significativo, algunos cirujanos veterinarios recomiendan una osteotomía de la bulla ipsilateral para cada gato con un pólipo nasofaríngeo. Esta recomendación se basa en una tasa de recurrencia comunicada de hasta el 35% sin la osteotomía de la bulla, pero sólo del 2% con ella.

El síndrome de Horner postoperatorio temporal (ptosis, miosis, prolapso del tercer párpado, enoftalmos) es la complicación más común de la osteotomía de la bulla. Otras complicaciones son los signos temporales o permanentes de parálisis del nervio vestibular (inclinación de la cabeza, nistagmo y ataxia) o, raramente, la parálisis del nervio facial (caída del labio, babeo de saliva, falta de reflejo palpebral. Por lo demás, el pronóstico de recuperación completa tras la polipectomía es bueno.

-por Suliman AlGhazlat, Clase 2002

-editado por Evan Janovitz, Patólogo de ADDL

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