POLITICO
Mao Zedong, la figura preeminente de la revolución comunista china y líder de su país desde 1949, murió este día a la edad de 82 años.
Si bien el anuncio no especificaba la causa de la muerte, era ampliamente conocido que había estado sufriendo la enfermedad de Parkinson. Mao había aparecido por última vez en público el Primero de Mayo de 1971. El anuncio también decía que no se invitaría a ningún líder extranjero a Pekín durante el periodo de luto de ocho días.
Durante este periodo, el cuerpo de Mao permaneció en el Gran Salón del Pueblo. Se calcula que un millón de personas pasaron junto a su féretro envuelto en una bandera para presentar sus últimos respetos. El retrato oficial de Mao (que todavía cuelga en la plaza de Tiananmen) estaba colgado en la pared, con una pancarta que decía: «Continuad con la causa dejada por el presidente Mao y llevad la causa de la revolución proletaria hasta el final».
El 18 de septiembre, mientras el cuerpo de Mao era enterrado, una cacofonía de armas, sirenas, silbatos y bocinas en toda China sonó durante una ceremonia de 3 minutos, que todo el mundo, excepto los que realizaban tareas esenciales, recibió la orden de observar.
En 1972, para consolidar aún más su lugar en la historia de China, Mao se reunió con el presidente Richard Nixon, horas después de que el Air Force One aterrizara en la capital china. La visita presidencial elevó a China como actor principal en la escena mundial, donde ha permanecido desde entonces.
Las ineptas políticas agrícolas de Mao fueron las principales responsables de la peor hambruna provocada por el hombre en la historia de la humanidad. Se estima que 40 millones de personas murieron de hambre entre 1959 y 1961. La magnitud del desastre se ocultó tanto a la nación como al mundo.
En 1966, Mao lanzó la Revolución Cultural. Dijo a sus jóvenes seguidores que los elementos burgueses en China pretendían restaurar el capitalismo, y afirmó que estos elementos debían ser eliminados de la sociedad. Formó la Guardia Roja y dirigió una purga masiva de los «indeseables». Mao ordenó el cierre de las escuelas de China. Los intelectuales urbanos fueron enviados al campo para ser «reeducados» mediante duros trabajos manuales. La purga destruyó gran parte del patrimonio cultural tradicional de China, además de crear un caos económico y social.
Oficialmente, Mao es venerado en los altos círculos del Partido Comunista como el salvador de la nación. Sin embargo, sus esfuerzos por cerrar China a los intereses comerciales y erradicar la cultura tradicional china han sido rechazados por sus sucesores.