Roma como capital de Italia

El proceso de unificación de Italia comenzó en 1848 y terminó con la creación del Reino de Italia en 1861. Como Roma estaba bajo el control del Papado, Florencia se convirtió en capital temporal de Italia. En 1870, las tropas italianas entraron en Roma, poniendo fin a más de mil años de control papal sobre la ciudad. Sin embargo, el Papa no aceptó la unificación de la península y se refugió en el Vaticano hasta el 11 de febrero de 1929, cuando Mussolini y el Papa Pío XI firmaron el Tratado de Letrán, por el que se creaba el Estado Vaticano.

Mussolini y el Partido Nacional Fascista, aliados de la Alemania nazi, marcharon en Roma en 1922 y llegaron al poder en el país, declarando un nuevo Imperio Italiano. Durante los años siguientes se restauraron muchos monumentos, edificios y calles y Roma se convirtió en la capital administrativa, aumentando la población de Roma, de 212.000 habitantes a más de un millón. (Durante el Imperio Romano, Roma tenía más de 2 millones de habitantes).

Durante la Segunda Guerra Mundial, Roma apenas fue bombardeada en comparación con otras ciudades. Esto se debió en gran medida a que los estadounidenses no querían destruir Roma porque en su centro se encontraba la neutral Ciudad del Vaticano y el Papa Pío XII, que permaneció en la ciudad durante toda la guerra. Finalmente, el 4 de junio de 1944, Roma fue tomada por los aliados.

En 1946, la monarquía fue derrocada y se instauró una república.

Durante los años 50 y 60, periodo conocido como la Dolce Vita (que significa la gran vida), Roma se convirtió en una ciudad muy de moda. A continuación, en los años 80, la población creció hasta alcanzar los 2.800.000 millones de habitantes.

El 25 de marzo de 1957, seis países firmaron en esta ciudad el «Tratado de Roma». En él se estableció la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM). El «Tratado de Roma» daría lugar más tarde a la creación de la Unión Europea.

Roma en el siglo XXI

Actualmente, el centro histórico de Roma sigue reflejando su colorido pasado. Los visitantes encontrarán vestigios de la antigua Roma, palacios renacentistas, fuentes, plazas, iglesias barrocas y otros artilugios arquitectónicos de los siglos XIX y XX.

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