Signos y síntomas de la OA

Prevención de la osteoartritis &Manejo en Atención Primaria

La detección de los signos y síntomas de la OA, en particular la detección precoz, puede equipar mejor a los proveedores y a los pacientes a la hora de seleccionar la vía de manejo más adecuada tanto para los síntomas de la OA como para otras afecciones comórbidas.

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La osteoartritis (OA) es una enfermedad compleja que afecta al hueso, el cartílago, el menisco, los tejidos sinoviales, el tendón/ligamento y el músculo en toda la articulación y alrededor de ella, y que se ha comparado con un «fallo articular».1,2 Muchos de los factores de riesgo están bien establecidos, como el envejecimiento, las lesiones articulares, la genética, el sexo, los factores anatómicos y la presencia de enfermedades crónicas comórbidas.3,4

La OA puede diagnosticarse y caracterizarse utilizando una combinación de tres fuentes de datos:

  • Síntomas e historia del paciente
  • Examen físico
  • Evaluación por imágenes

Síntomas e historia del paciente

Los pacientes pueden informar de síntomas obvios de OA, como dolor y rigidez en ciertas articulaciones, pero durante una historia y un examen físico completos pueden surgir síntomas más matizados indicativos de la afección (cambios funcionales, trastornos del sueño, antecedentes de lesiones articulares, comorbilidades).

Dolor y rigidez

Síntomas comunes de la OA

  • Dolor o rigidez en las articulaciones -en particular en las caderas, rodillas y zona lumbar- tras la inactividad o el uso excesivo.
  • Rango de movimiento limitado o rigidez que desaparece después del movimiento
  • Sonido de chasquido o crujido cuando se dobla una articulación
  • Inflamación leve alrededor de una articulación
  • Dolor que empeora después de la actividad o hacia el final del día

Las zonas de las articulaciones más afectadas por la OA incluyen las manos, las caderas, las rodillas, los pies y la columna vertebral. Los síntomas varían en función de la(s) articulación(es) afectada(s) y de la gravedad de la afección. El dolor es una queja frecuente.5,6 Normalmente, los pacientes con OA leve experimentan un dolor localizado e insidioso que se alivia con el reposo, pero que se agrava con la actividad. Aunque la OA no es necesariamente progresiva, en las formas más moderadas o graves, la intensidad del dolor puede variar, especialmente por la noche cuando la actividad ha sido elevada durante el día.7 El dolor de la OA puede ser de naturaleza neuropática, indicado por una sensación de ardor o de «pinchazos».8 La OA puede ser unilateral o bilateral, pero a menudo afecta a múltiples articulaciones.

La rigidez articular (aunque generalmente de menos de 30 minutos de duración) y la limitación de la amplitud de movimiento son también quejas frecuentes. Las articulaciones afectadas pueden hincharse, especialmente después de una actividad prolongada. Estos síntomas tienden a acumularse con el tiempo en lugar de aparecer repentinamente.

La OA puede afectar a múltiples articulaciones del cuerpo de diferentes maneras:

  • Caderas- El dolor se siente en la zona de la ingle o las nalgas y, a veces, en la parte interior de la rodilla o el muslo; rigidez después de sentarse
  • Rodillas- Puede producirse una sensación de chirrido o raspado al mover la rodilla; rigidez después de sentarse.
  • Manos- El agrandamiento óseo (nódulos) puede hacer que los dedos se hinchen/agranden y sean sensibles. Puede haber dolor en la base del pulgar.
  • Pies- El dolor y la sensibilidad se sienten en la articulación grande de la base del dedo gordo y en la parte media del pie. Puede haber hinchazón en los tobillos o en los dedos de los pies.

Actividades de la vida diaria y cambios funcionales

El dolor, la hinchazón o la rigidez de la OA pueden dificultar la realización de tareas ordinarias en el trabajo o en casa.9 Actos sencillos como meter las sábanas, abrir una caja de comida, agarrar el ratón del ordenador o conducir un coche pueden resultar casi imposibles. Cuando las articulaciones de la parte inferior del cuerpo están afectadas, actividades como caminar, subir escaleras y levantar objetos pueden resultar difíciles. Cuando las articulaciones de los dedos y las manos están afectadas, la OA puede dificultar el agarre y la sujeción de objetos, como un lápiz, o la realización de tareas delicadas, como las labores de aguja o el abrochado de la ropa.

La OA puede tener consecuencias sociales para una persona, interfiriendo en las actividades de la vida diaria, en las visitas a amigos y familiares y en la participación en la comunidad en general.10

Hawker et al7 describen 3 estadios de la OA basados en el dolor y las limitaciones funcionales notificadas por los pacientes:

  • OA temprana: los pacientes experimentan un dolor infrecuente y predecible, pero agudo, provocado por movimientos o actividades específicas como los deportes de alto impacto; por lo general, siguen teniendo una función articular y una calidad de vida (QOL) bien conservadas.
  • OA media: los pacientes siguen experimentando un dolor predecible, pero más constante, y también empiezan a tener síntomas impredecibles como el bloqueo. Estos síntomas empiezan a perjudicar la funcionalidad, la participación en actividades y la calidad de vida.
  • OA avanzada: los pacientes tienen un dolor sordo y persistente con episodios intermitentes de dolor agudo imprevisible. Experimentan fatiga junto con un deterioro de la funcionalidad y están significativamente limitados en sus actividades y en su CdV. 7

Los pacientes también pueden informar de trastornos del sueño característicos del insomnio (sueño inadecuado, que a veces incluye dificultad para iniciar o mantener el sueño) y sensación de falta de descanso (o no reparador; falta de satisfacción con la experiencia del sueño).11 La prevalencia de los trastornos del sueño entre las personas con OA de rodilla se estima en más del 70%.11

Historia de lesiones articulares

Los pacientes con antecedentes de lesiones articulares tienen un mayor riesgo de desarrollar artritis. La artritis postraumática constituye aproximadamente el 12% de todos los casos de OA y puede ser el resultado de lesiones sufridas en accidentes automovilísticos o militares, caídas o deportes.12 Una persona con antecedentes de rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) o del menisco tiene 2,5 veces más probabilidades de desarrollar OA de rodilla y cuatro veces más probabilidades de someterse a una eventual artroplastia total de rodilla.13-15 En la primera década después de una lesión del LCA, aproximadamente 1 de cada 3 pacientes presenta OA radiográfica, independientemente de la estrategia de tratamiento inicial.16,17

COMORBIDEZ

La conexión entre la OA y muchas otras enfermedades crónicas es fuerte. La presencia de otras afecciones comórbidas puede servir como indicador de que un paciente puede tener OA o está en riesgo de desarrollarla, o de que las afecciones comórbidas pueden complicar el tratamiento de la OA. Consulte el módulo Comorbilidades y síntomas concurrentes para obtener más información sobre OA &otras afecciones comórbidas.

Examen físico

APARENCIA DE LA ARTICULACIÓN

En el examen físico, la(s) articulación(es) afectada(s) puede(n) parecer normal(es); sin embargo, podría(n) estar presente(s) la sensibilidad, el dolor o una leve hinchazón. Las articulaciones con OA no suelen estar sensiblemente calientes, enrojecidas o muy hinchadas; sin embargo, puede haber hinchazón y sensibilidad. Puede palparse crepitación, un crujido o chirrido dentro de una articulación. También puede haber pérdida de masa muscular (por ejemplo, de los músculos del cuádriceps o del tendón) o deformidad de la articulación (debido a un agrandamiento óseo, anquilosis o mala alineación). Los osteofitos pueden palparse como proyecciones óseas, y pueden dar lugar a deformidades, especialmente en las articulaciones interfalángicas distales e interfalángicas proximales de las manos. Estas deformidades pueden llegar a restringir la amplitud de movimiento de la articulación.18

Nódulos de Heberden &Nódulos de Bouchard

Los pacientes con OA de la mano pueden presentar nódulos de Heberden y/o de Bouchard, que representan un agrandamiento óseo de las articulaciones interfalángicas distales o proximales, respectivamente. Dichos ganglios son más frecuentes en mujeres y en pacientes con OA articular múltiple.

Copyright 2019. American College of Rheumatology. Usado con permiso.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Cuando un paciente se presenta con quejas de «dolor articular», se deben evaluar ciertos elementos clave para dirigir mejor la atención. La tabla 1 ilustra las características distintivas entre la OA y otras formas comunes de artritis, como la artritis reumatoide (AR) y la gota o la artritis cristalina. Si un paciente presenta síntomas o tiene marcadores de laboratorio (p. ej, suero) característicos de la artritis inflamatoria, se recomienda la pronta remisión a su proveedor de atención primaria para una evaluación adicional, ya que podría indicar la presencia de AR o gota aguda.

Tabla 1: Comparación de la osteoartritis, la artritis reumatoide, y gota aguda19

Características Osteoartritis Artritis reumatoide Gota aguda
Signos visibles de signos de inflamación Ninguna o muy leve A menudo presente
Inicio del dolor Gradual (meses a años) Gradual (semanas a meses) A menudo súbito (frecuentemente de un día para otro)
Rigidez de la actividad < 30 minutos > 30 minutos Imprevisible
Síntomas sistémicos No No de forma rutinaria
Número inicial de articulaciones afectadas A menudo 1-2 2+ (bilateral, simétrica) 1 (a menudo el dedo gordo del pie)
Común afectación articular Manos distales, pulgar basal, rodillas, cadera, columna vertebral Pies, tobillos, manos proximales, muñecas, tobillos, pies Manos, muñecas, codos, rodilla, tobillo, dedo gordo del pie

HALLAZGOS DE EXAMEN ASOCIADOS

Evaluación de la marcha &Mal alineación

Cuando se observa la marcha de un paciente en la clínica, puede observarse una marcha irregular o inestable. Además, la mala alineación (es decir, varo o valgo ) puede dar lugar a un mayor riesgo de desarrollo o progresión de la OA de rodilla. Cuanto peor sea la mala alineación, mayor será el deterioro de la función física que probablemente experimenten los pacientes.20 Los problemas de alineación y marcha pueden evaluarse mejor mediante la derivación a un fisioterapeuta. Consulte el módulo Gestión clínica de la OA para obtener más información sobre las derivaciones.

Fuerza del cuádriceps

La reducción de la fuerza del cuádriceps se ha relacionado con un aumento de la discapacidad funcional y el dolor en personas con OA de rodilla21,22 y es un factor de riesgo tanto para la OA como para las caídas en la población de edad avanzada.23 Los ejercicios de fortalecimiento muscular, ya sea con un fisioterapeuta o a través de un programa de intervención basado en la comunidad, pueden ayudar a reducir el dolor y las limitaciones funcionales.

Evaluación por imagen

La historia clínica y el examen clínico pueden indicar una exploración adicional a través de diversas modalidades de imagen para confirmar o afinar un diagnóstico de OA, aunque a menudo no es necesario. El diagnóstico por imagen no suele ser necesario para orientar las decisiones de tratamiento. Los pacientes con OA pueden experimentar síntomas debilitantes pero tener pocas pruebas radiográficas que respalden la OA o pueden tener pruebas radiográficas significativas pero pocos síntomas.24 Las radiografías pueden considerarse para confirmar el diagnóstico en caso de incertidumbre u otras etiologías potenciales (p. ej, evaluación de osteonecrosis o fractura); rara vez se indican clínicamente imágenes más avanzadas.

RAYOS X

La radiografía simple, o rayos X, es la forma más común, rentable y accesible de obtener imágenes para la OA, pero no está exenta de limitaciones. Las radiografías son útiles para ver los cambios estructurales bidimensionales, que pueden ser útiles para diagnosticar la OA porque la articulación afectada tendrá un aspecto característico:

      • Los osteofitos (espolones óseos) suelen desarrollarse en los márgenes de la articulación y son una de las características clave de la OA en cualquier articulación afectada
      • El estrechamiento del espacio articular puede observarse en cualquier articulación afectada y suele reflejar el adelgazamiento, el daño o la pérdida total del cartílago. En la rodilla, el espacio articular puede aparecer estrechado debido al daño y la extrusión del menisco. El estrechamiento del espacio articular puede verse afectado por la vista radiográfica y la posición del paciente.
      • Los quistes subcondrales y la esclerosis indican daños en el hueso subcondral subyacente, a menudo adyacente a una zona con daños en el cartílago.
      • La mala alineación o deformidad de la articulación pueden ser factores de riesgo (p. ej, malalineación en varo) o consecuencias del proceso de OA por daños en las articulaciones a lo largo del tiempo.

Las imágenes de rayos X no muestran los tejidos blandos, ni pueden discernir los primeros signos de OA. Los cambios estructurales detectables en la radiografía simple suelen ser indicativos de un estado de la enfermedad más tardío y avanzado.2

Muestra de radiografías de rodilla

A. Rodilla derecha con KLG=0, espacio articular normal, sin osteofitos
B. Rodilla derecha con KLG=4, con esclerosis (*), estrechamiento del espacio articular medial (flecha larga punteada), osteofitos (flechas negras)

Imágenes del Johnston County Osteoarthritis Project, cortesía de Amanda E. Nelson MD MSCR

MODALIDADES DE IMÁGENES AVANZADAS

Aunque la IRM (resonancia magnética), la TC (tomografía computarizada) y la US (ecografía) son modalidades sensibles para detectar una variedad de cambios en la articulación de la OA, no están indicadas para su uso clínico. Sin embargo, estas modalidades son muy útiles en la investigación dada su mayor resolución, sensibilidad y capacidad para detectar cambios en las primeras fases del proceso de la enfermedad. Esta información puede resultar útil para identificar subgrupos (o fenotipos) de OA que pueden tener más probabilidades de responder a determinados tratamientos a medida que se desarrollan nuevas intervenciones. Además, la ecografía es útil como herramienta en el punto de atención para orientar las intervenciones25 (por ejemplo inyecciones intraarticulares en articulaciones profundas o difíciles).

Detección y tratamiento tempranos

La OA sintomática y la OA radiográfica no siempre coinciden: los pacientes con OA radiográfica pueden no sufrir síntomas de OA, y los pacientes pueden experimentar síntomas de OA antes de que la enfermedad sea evidente en la exploración o en los estudios de imagen.

Los síntomas de dolor y la discapacidad asociada comunicados por los pacientes son los indicadores más importantes que deben utilizar los proveedores para diagnosticar la OA y ayudar a los pacientes a comenzar a controlar sus síntomas y limitaciones funcionales.26

Sin embargo, la OA puede desarrollarse a lo largo de muchos años, e incluso antes de que un paciente exprese signos y síntomas de OA, es importante que los proveedores sean conscientes de los posibles factores de riesgo e intervengan con los pacientes a nivel preventivo.27,28 Los pacientes que corren un riesgo especial de desarrollar OA son los que han sufrido una lesión del LCA o una fractura intraarticular, los que tienen displasia de cadera27 o morfología de leva29, así como los que tienen sobrepeso3,30-33 o los que han participado en actividades laborales o deportivas que implican una carga articular repetitiva o excesiva.34-37 Es importante implicar a estos pacientes en estrategias de prevención y autocontrol lo antes posible para controlar sus síntomas y prevenir o retrasar la progresión de la OA.

Conecte a los pacientes con actividades y programas de autogestión

La participación en programas comunitarios que apoyan la educación en autogestión y el aumento de la actividad física han demostrado que ayudan a controlar los síntomas y a prevenir o retrasar la progresión de la OA. Los módulos Manejo clínico de la OA y Recursos comunitarios y para pacientes proporcionan información sobre los programas recomendados por los CDC, así como orientación sobre cómo localizar estos programas en su comunidad.

Manejo del dolor para mejorar la calidad de vida y el manejo de otras enfermedades crónicas

La capacidad o el deseo de un paciente de participar en una terapia de ejercicio (por ejemplo, rehabilitación cardíaca, actividad física regular) como opción de tratamiento para la enfermedad cardiovascular, la diabetes o la obesidad puede verse limitada como resultado del dolor relacionado con la OA y las limitaciones funcionales. Es importante que los profesionales evalúen a los pacientes que presentan otras enfermedades crónicas para detectar la presencia de dolor articular, a fin de identificar y abordar este obstáculo para el ejercicio. Los profesionales pueden asegurar a los pacientes que hacer ejercicio con la OA es seguro y proporcionarles recursos sobre intervenciones especializadas, como la terapia acuática38 o Walk With Ease39. El folleto Recursos para personas con artritis incluye más información sobre estos programas y recursos adicionales. Los proveedores también pueden recomendar medidas apropiadas para el control del dolor, como los APAP o los AINE, con instrucciones específicas sobre la dosificación durante las sesiones de ejercicio.

LECTURA ADICIONAL

Hunter DJ, Bierma-Zeinstra S. Osteoartritis. Lancet. 2019;393(10182):1745-1759.

PUNTOS CLAVE

      • La osteoartritis es un diagnóstico clínico, caracterizado por dolor, molestias y rigidez que afecta con mayor frecuencia a las rodillas, caderas, espalda, manos y pies.
    • Cuando se necesitan imágenes, las radiografías suelen ser suficientes para descartar otras etiologías y confirmar el diagnóstico.
    • La detección precoz de la OA es beneficiosa para implicar a los pacientes en estrategias de prevención y autocontrol lo antes posible para controlar sus síntomas y prevenir o retrasar la progresión de la OA.
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