Tratamiento de la artritis reumatoide (AR) del pie y el tobillo

La AR es una enfermedad sistémica -lo que significa que afecta a todo el cuerpo- y la mayoría de las personas que la padecen toman medicamentos, como los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad y los biológicos. Sin embargo, hay ciertos tratamientos que pueden dirigirse al pie y al tobillo, y un especialista en pie y tobillo puede trabajar con un reumatólogo para ofrecer un plan de tratamiento integral. A continuación se describen tanto los tratamientos no quirúrgicos como los quirúrgicos.

Ver Biológicos para la AR y otras enfermedades autoinmunes

Tratamientos no quirúrgicos

  • La fisioterapia puede estirar y fortalecer las articulaciones del pie y el tobillo y mejorar la función articular. Además de mejorar la capacidad de la persona para caminar y mantenerse activa, la fisioterapia puede disminuir el riesgo de futuras deformidades.
  • El masaje de pies puede ayudar a mantener flexibles los tendones y otros tejidos blandos del pie y favorecer la circulación sanguínea.
  • Alternar baños de pies con agua fría y caliente puede estimular la circulación en el pie. Los baños de pies fríos o una compresa fría sola pueden ayudar a disminuir la inflamación y la hinchazón.
  • Vea cuándo y por qué aplicar frío a una articulación artrósica

  • Unos zapatos cómodos y con soporte pueden hacer que caminar sea más confortable. Deben evitarse los tacones altos. Los zapatos de balancín pueden funcionar para algunas personas con flexibilidad limitada en el tobillo.
  • Las plantillas ortopédicas (plantillas para zapatos) pueden aliviar la presión sobre el pie, haciendo que estar de pie y caminar sea menos doloroso. Las plantillas ortopédicas suelen ser más útiles para las personas que tienen síntomas de AR en la parte delantera o media del pie. Las plantillas blandas, hechas a medida, pueden ser caras, pero pueden ser pagadas por el seguro. Los aparatos ortopédicos no pueden corregir una deformidad existente.
  • Las férulas o soportes pueden estabilizar las articulaciones del pie y limitar una mayor deformidad. Por ejemplo, una férula de tobillo hecha a medida con cuero o plástico moldeado puede estabilizar un tobillo rígido y artrítico y disminuir el dolor leve o moderado.
  • Las inyecciones de esteroides pueden reducir la inflamación y el dolor; sin embargo, las inyecciones repetidas pueden dañar aún más los tejidos blandos del pie. Estas inyecciones se utilizan con moderación. Pueden ser un tratamiento útil a corto plazo para los pacientes con AR que deben esperar varias semanas a que los medicamentos recién recetados o el aumento de las dosis hagan efecto en su organismo.
  • Ver Inyecciones de cortisona (inyecciones de esteroides)

Varios factores, como el estado de salud general, la edad, las expectativas y el estilo de vida, determinan si un enfoque no quirúrgico o quirúrgico es la mejor opción de tratamiento. Los especialistas en medicina y cirugía del pie y el tobillo (podólogos y ortopedistas) adaptarán el tratamiento a cada paciente.

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Tratamientos quirúrgicos

La cirugía es una consideración para estos dos grupos:

  • Aquellos que no pueden caminar sin dolor
  • Aquellos cuyas deformidades de los pies y los dedos no se pueden manejar con zapatos acomodaticios o aparatos ortopédicos (a menudo debido a la irritación de los tejidos blandos o a la ruptura de la piel -en los casos graves, los pacientes sólo pueden llevar sandalias o calcetines-)

Un médico también puede recomendar la cirugía si cree que ésta mejorará la biomecánica del pie y ayudará a prevenir una futura degeneración articular. Esto puede ser una consideración especialmente importante para los pacientes relativamente jóvenes, porque las deformidades del pie pueden afectar negativamente a otras articulaciones, como las rodillas y las caderas.

Los objetivos de la mayoría de las cirugías de pie y tobillo incluyen:

  • Aliviar el dolor
  • Arreglar la deformidad física
  • Mejorar la función, para que estar de pie y caminar sea cómodo
  • Aumentar las opciones de calzado

En muchos casos hay más de un tipo de cirugía que puede ser apropiado para un paciente. Por ejemplo, un paciente con el dedo gordo del pie gravemente dañado puede tener hasta tres opciones posibles:

  • La fusión elimina la articulación fusionando mecánicamente los dos huesos con clavijas de metal o plástico.
  • La resección implica la eliminación quirúrgica del cartílago y parte del hueso en la articulación para aumentar el espacio articular.
  • La sustitución de la articulación implica cortar el cartílago y el hueso y sustituir esas estructuras articulares naturales por implantes artificiales.
  • Ver alternativas cementadas frente a no cementadas en la sustitución articular

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Un cirujano puede decidir si un paciente es apto para una o más cirugías, y hablar con él sobre qué opción podría ser la mejor para él. Algunas consideraciones son el estado de salud del paciente, el tiempo de recuperación previsto y, en algunos casos, la capacidad del paciente de no soportar peso durante la recuperación.

En última instancia, depende del paciente someterse o no a la cirugía. Los pacientes deben considerar cómo su dolor de pies y su discapacidad limitan la actividad diaria, así como estimar el beneficio y los riesgos potenciales de la cirugía. Los pacientes pueden hablar con sus cirujanos sobre los posibles resultados, el tiempo de recuperación y las expectativas razonables.

No se conoce ninguna cura para la artritis reumatoide, pero el dolor de pies y tobillos suele poder controlarse con un tratamiento específico. Cuanto antes se tomen medidas para prevenir el daño articular, mayores serán las posibilidades de evitar las deformidades del pie y del tobillo.

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