Tratamiento de la epistaxis
La epistaxis es una de las emergencias más comunes de oído, nariz y garganta, con una tasa de incidencia estimada del 60% en la vida de una persona. De este grupo, aproximadamente el 6% busca atención médica para detener la hemorragia. La epistaxis tiene una distribución de edad bimodal, con la mayoría de los casos en niños de 2 a 10 años y adultos de 50 a 80 años. Ciertos grupos de alto riesgo, como los ancianos, requieren una intervención rápida para detener la hemorragia y evitar mayores complicaciones.1
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ACEP News: Vol 28 – No 06 – Junio 2009
El tratamiento de la epistaxis ha experimentado importantes cambios en los últimos años. Atrás han quedado los días en los que se insertaba un incómodo tapón nasal, siendo bastante habitual que volviera a sangrar al retirarlo varios días después. Se han desarrollado nuevos dispositivos de taponamiento e ingeniosos agentes hemostáticos que proporcionan una variedad de opciones de tratamiento eficaces y bien toleradas.2
El tratamiento de cualquier paciente con epistaxis comienza por garantizar una vía aérea segura y la estabilidad hemodinámica. El noventa por ciento de las hemorragias nasales son anteriores y pueden controlarse pellizcando la parte anterior de la nariz. A la espera de la evaluación del médico, la enfermera de triaje puede colocar un dispositivo de pinzamiento construido con cuatro palas de la lengua sujetas con cinta adhesiva de una pulgada sobre el plexo de Kiesselbach, la parte anterior del tabique nasal donde hay una red anastomótica de vasos. La evaluación y el tratamiento de la epistaxis se agilizan si se dispone de todos los suministros en la habitación del paciente (véase «Suministros de la caja de epistaxis»). Una buena iluminación, como un faro, es esencial y mantiene ambas manos libres.
El primer paso para identificar el origen de la hemorragia es limpiar la nariz de sangre, ya sea sonando el paciente o succionando. El spray tópico de oximetazolina (Afrin) suele detener la hemorragia. La solución LET (lidocaína al 4%, epinefrina al 0,1% y tetracaína al 0,4%) aplicada a una bola de algodón o gasa y dejada en las fosas nasales durante 10-15 minutos es muy útil para proporcionar vasoconstricción y analgesia. Puede sustituirse por un spray de lidocaína al 4%. Algunos clínicos utilizan clorhidrato de cocaína tópica, que está disponible en soluciones al 4% y al 10% y tiene efectos anestésicos tópicos y vasoconstrictores como agente único.
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