Una aleta de ayuda: ¿Por qué los delfines salvan a los humanos?

En la aclamada novela de ciencia ficción de Douglas Adams, Adiós y gracias por todos los peces, los delfines (sí, los delfines) hacen un gran favor a la humanidad cuando, justo antes de que la Tierra sea demolida para dar paso a una circunvalación hiperespacial, crean una réplica de la Tierra y transportan todo a ella

como forma de salvar a la raza humana. Los delfines superinteligentes, sin embargo, no habitaron la nueva Tierra porque tenían asuntos importantes que atender en una dimensión alternativa.
Ahora bien, toda esta situación es un poco ridícula, pero no es del todo ficticia. En realidad, los delfines han salvado a los humanos en muchas ocasiones.
En dos incidentes (más o menos) similares, uno en 2004 y otro en 2007, grupos de delfines rodearon a surfistas en peligro durante más de treinta minutos para alejar a los agresivos tiburones blancos. Y en 2000, un chico de catorce años se cayó de un barco en el mar Adriático y estuvo a punto de ahogarse antes de ser rescatado por un simpático delfín. El mamífero marino nadó junto al niño y lo empujó de vuelta a la embarcación de la que había caído, donde el padre del niño lo recogió rápidamente.
Lejos de ser un fenómeno moderno, los relatos históricos muestran que los delfines han salvado a los humanos durante siglos. En el siglo XVIII, una manada de delfines ayudó a rescatar a unos marineros vietnamitas cuando su barco fue hundido por invasores chinos. Según la Sociedad para la Conservación de Ballenas y Delfines, las historias registradas de delfines que protegen a los humanos se remontan a la antigua Grecia.
Sabemos que los delfines han prestado a los humanos una aleta de ayuda en innumerables ocasiones, lo que no sabemos es precisamente por qué. Sin embargo, los científicos saben que los delfines son mamíferos increíblemente inteligentes, de cerebro grande y altamente sociales, como nosotros en estos aspectos. Los científicos también han descubierto que los delfines son capaces de reconocerse a sí mismos por medio de espejos, un indicador primario de autoconciencia. Y, según los investigadores del Acuario Nacional de Baltimore, esta capacidad «se cree que se correlaciona con formas superiores de empatía y comportamiento altruista»
La respuesta del altruismo es ciertamente posible, pero abundan otras teorías. ¿Puede atribuirse el comportamiento de los delfines a una respuesta biológicamente programada? ¿Intentaban los delfines simplemente jugar con los humanos y los salvaron inadvertidamente?
En este momento, su hipótesis es tan buena como cualquier otra. La única manera de obtener una respuesta definitiva es preguntando a los propios delfines.

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