Asegurar la salud

Un corazón más sano

Varios informes del año 2000 confirmaron la buena noticia de que el vino -con moderación, por supuesto- reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y ataques al corazón. En el número de septiembre de la revista Annals of Internal Medicine, por ejemplo, investigadores suecos del Instituto Karolinska informaron de que, en comparación con los abstemios, los bebedores ligeros que consumían vino reducían su riesgo de morir prematuramente en casi un tercio, y los bebedores de vino como grupo tenían una mortalidad significativamente menor por enfermedades cardiovasculares y cáncer. En realidad, beber cualquier tipo de bebida alcohólica ayudaba, según los científicos. Pero el mayor beneficio lo obtuvieron, con diferencia, los bebedores de vino.

Además, los científicos están empezando a comprender cómo el vino puede otorgar sus beneficios saludables. Para empezar, según los resultados publicados en el número de enero de 2000 de la revista European Heart Journal, esta antiquísima bebida parece dilatar las arterias y aumentar el flujo sanguíneo, reduciendo así el riesgo de que se formen coágulos que corten el suministro de sangre y dañen los músculos del corazón.

Además, el fruto de la vid parece aumentar los niveles de HDL, el colesterol «bueno», y ayuda a evitar que el LDL, o colesterol malo, cause daños en el revestimiento de las arterias. En un estudio publicado en el número de mayo de 2000 de la revista Pharmacology, Biochemistry, and Behavior, los científicos del Instituto de Investigación en Medicina Extramuros de Ámsterdam realizaron pruebas a 275 hombres y mujeres de alrededor de 32 años. Los que bebían el equivalente a una o dos copas de vino al día tenían niveles significativamente más altos de colesterol «bueno» porque eliminan las LDL «malas» que obstruyen las arterias antes de que tengan la oportunidad de ahogar los vasos sanguíneos. De hecho, el vino parece facilitar ese proceso, haciendo más fácil que las HDL expulsen a sus peligrosas contrapartes del torrente sanguíneo.

Sin embargo, incluso cuando las LDL permanecen en las arterias, las sustancias del vino llamadas fenoles parecen ayudar a evitar que el colesterol malo cause daños. En la revista Journal of Nutrition and Biochemistry de noviembre de 2000, investigadores italianos del Instituto Nacional de Investigación Alimentaria y Nutricional informaron de que los fenoles parecen limitar la oxidación de las LDL, haciéndolas menos capaces de dañar los revestimientos de las arterias y, por tanto, menos capaces de preparar el terreno para las enfermedades cardiovasculares, como las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares.

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