Betonica officinalis

FolkloreEditar

La primera referencia a la betonía aparece en una obra del médico romano Antonius Musa, que afirmaba que era eficaz contra la brujería. Se plantaba en los patios de las iglesias para evitar la actividad de los fantasmas.

La hierba anglosajona recomienda su uso para evitar «espantosos duendes nocturnos y terribles visiones y sueños». Un amuleto galés prescribe: para evitar los sueños, toma las hojas de betony y cuélgalas en el cuello, o bien bebe el jugo al acostarte.

Proverbios y refranesEditar

Un proverbio italiano aconseja que se debe «Vender el abrigo y comprar Betony.», mientras que un piropo español afirma: «Tiene tantas virtudes como la Betonía».

Uso de la hierbaEditar

La planta se cultivaba comúnmente en los jardines físicos de boticarios y monasterios con fines medicinales.

La Betonía era un ingrediente del «polvo de Pistoja», un antiguo remedio para la artritis y la gota. También se afirmaba que era eficaz contra las mordeduras de serpiente y de perro, y se creía que era una cura para la embriaguez. Richard E. Banks afirmaba que se debía «Comer betony o su polvo y no se puede estar borracho ese día».

John Gerard (1597) decía que «hace que un hombre pise bien». Mientras que Nicholas Culpeper declaró que, «…preserva el hígado y los cuerpos de los hombres del peligro de las enfermedades epidémicas, y también de la brujería» y «…esta es una hierba preciosa, que vale la pena tener en su casa.» También afirma que la betonía está regida astrológicamente por Júpiter y Aries.

La betonía también se ha utilizado en la medicina tradicional austriaca internamente en forma de té, o externamente en forma de compresas o baños para el tratamiento de trastornos del tracto respiratorio, el tracto gastrointestinal, el sistema nervioso, la piel y los problemas ginecológicos.

Los herbolarios modernos prescriben la betonia para tratar la ansiedad, los cálculos biliares, el ardor de estómago, la hipertensión, la migraña y la neuralgia, y para evitar la sudoración. También puede utilizarse como ungüento para cortes y llagas.

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