Centro de Traducción de Poesía
¿Qué es la descolonización?
Por:Lola Olufemi
Jueves 3 de octubre de 2019
¿Qué es la descolonización?
La descolonización ha vuelto a entrar en el imaginario público a lo grande. En los últimos 10 años, los estudiantes de universidades de todo el país, como Cambridge, Oxford, SOAS y UCL, han lanzado campañas que examinan el papel histórico y actual de sus instituciones en la explotación colonial y la perpetuación de determinados tipos de autoridad cultural a través de los planes de estudio. La cobertura sensacionalista de los medios de comunicación ha reducido el proceso de descolonización a algo que se centra exclusivamente en la producción de conocimientos (lo que aprendemos) dentro de las instituciones, pero en realidad implica una compleja gama de prácticas que tratan de lidiar con las consecuencias del encuentro colonial. Los fallos de nuestro sistema educativo hacen que muchos jóvenes desconozcan el pasado colonial de Gran Bretaña y las múltiples formas en que éste ha configurado el mundo actual. Esta ignorancia puede hacer que la descolonización sea una perspectiva aterradora. Pero el primer paso para asumirlo como un principio es buscar la información sobre el pasado que se nos ha ocultado deliberadamente. Pregúntese cuánto sabe sobre el papel de Gran Bretaña en la trata de esclavos, por ejemplo. ¿O la historia de la formación de la «Commonwealth» y las consecuencias del dominio colonial sobre la tierra, los recursos, las relaciones familiares, la lengua y los archivos en las antiguas colonias?
Para entender la descolonización, es importante definir claramente qué es el colonialismo y cómo funciona. El colonialismo se define mejor como el proceso de implantación de asentamientos en territorios lejanos. El colonialismo es una consecuencia del imperialismo, que es la política de extender el propio poder mediante la colonización. La extensión de este poder puede adoptar diferentes formas: políticas sociales, económicas y culturales, así como la fuerza física. La historia del colonialismo británico incluyó una combinación de estos métodos, así como otras formas de violencia que se infligieron a países enteros. A pesar de que la colonialización formal ha finalizado en algunas partes del mundo (muchas antiguas colonias han conseguido su independencia), hay una serie de formas en las que los países están atrapados en relaciones de explotación con antiguas potencias coloniales. No hay forma de escapar completamente del pasado.
No hay una forma sencilla de definir la descolonización. El teórico francés Franz Fanon la llamó un proceso de desorden completo que busca cambiar el orden del mundo. A menudo se aborda la descolonización como si hubiera una fórmula sencilla, pero es mucho más que un ejercicio de marcar casillas. El proceso en curso requiere que nos replanteemos los principios del mundo en el que vivimos. Esta idea resulta amenazante para quienes están interesados en mantener el statu quo. La descolonización puede concebirse como un conjunto de prácticas y procesos que pretenden reconocer las consecuencias del encuentro colonial, desmantelar el binario colonizador/colonizado y rectificar la desposesión material, social, política y cultural de las personas y las historias a las que pertenecen. El poder es fundamental para entender lo que significa la descolonización; este proceso no sólo pretende hacer visibles las estructuras invisibles que determinan las relaciones entre el Norte y el Sur Global, sino que se esfuerza por destruir todas esas relaciones de poder y explotación. La descolonización tiene que ver con la justicia y con el reconocimiento de que el mundo en el que vivimos ha sido moldeado en su totalidad por el colonialismo, incluso las naciones que aparentemente no estaban implicadas. Es un proceso variable, en constante cambio, que es a la vez específico del contexto y universal. Requiere una respuesta colectiva a los problemas actuales de extracción colonial de tierras y recursos en todo el mundo. Ahora mismo, en Brasil, el Amazonas está ardiendo, poniendo en peligro la vida y la tierra de más de un millón de indígenas. Para los activistas, la descolonización es un principio rector de su trabajo y de su concepción de la justicia. No se trata de deshacer lo que ya se ha hecho, sino de construir una forma totalmente nueva de pensar en las conexiones entre el pasado y el presente. Descolonizar significa concienciar y dar a los oprimidos los conocimientos necesarios para entender y resistir las condiciones a las que están sometidos. También se trata de apoyar la resistencia a las fuerzas que amenazan las formas de vida indígenas en todo el mundo.
La descolonización reconoce que no hay nada en el presente que no haya sido tocado por pasados violentos. Nos ofrece una oportunidad apasionante para intentar imaginar y construir un nuevo mundo libre de los tipos de violencia estructural que marcan éste.
¿Dónde y cómo se produce?
Se ha hablado a menudo de la descolonización en el contexto de las instituciones. Muchas campañas universitarias se han centrado en los planes de estudio porque reconocen que lo que aprendemos, la forma en que lo aprendemos y por qué nos enseñan lo que nos enseñan no es neutral. Una parte fundamental del dominio colonial consistió en reescribir la historia del mundo para garantizar que Occidente se convirtiera en el centro de todos los grandes logros científicos, políticos, sociales, económicos y artísticos. Este tipo de pensamiento se pone de manifiesto en nuestros planes de estudio nacionales en todos los niveles. Las personas que estudiamos suelen ser hombres blancos de países europeos. La descolonización nos pide que pensemos en las consecuencias que esto tiene en nuestra comprensión del mundo. Al deconstruir la naturaleza unilateral de nuestro sistema educativo y al comprometerse con las obras de aquellos que han sido silenciados a propósito, pretende exponer las formas en que se codifica el conocimiento. Cuando los estudiantes exigen un plan de estudios descolonizado, exigen un plan de estudios que se comprometa con el conocimiento de todo el mundo y esté atento a los contextos de los que surgió ese conocimiento. Exigen un plan de estudios que reconozca los enormes desequilibrios de poder que han existido a lo largo de la historia. Las demandas de descolonización son también demandas de un sistema educativo más político, que no rehúya los problemas de nuestro tiempo. Un sistema educativo que sitúe la equidad y la justicia en su centro. Dado que el plan de estudios no es más que una extensión de la universidad, esto significa también cambiar la institución; democratizar sus estructuras, diversificar el personal y cortar los lazos entre las industrias explotadoras que financian los diferentes programas universitarios. En la práctica, esto ha abarcado desde revisiones completas de los planes de estudio: cambiar a quién se estudia y tratar de entender a los escritores y teóricos junto a los contextos de los que surgieron.
Pero la descolonización se concibe mejor separada de las instituciones, como algo que está conectado a nuestras vidas cotidianas. Es un principio global y local; las actuales «crisis» en Cachemira, Palestina y Hong Kong son buenos ejemplos para pensar en los impactos de la historia colonial en la vida de los ciudadanos de hoy. Si entendemos la descolonización como un proceso que lucha por liberarse de la dominación, resulta más fácil establecer paralelismos entre el pasado y el presente. Como principio internacionalista, requiere que los individuos se solidaricen entre sí contra el acaparamiento de tierras y el poder del Estado. Pero la descolonización también es importante en nuestras comunidades locales. Esto podría empezar con algo tan pequeño como pensar en cómo se llaman las calles por las que caminamos todos los días, examinando la iconografía y las placas que adornan nuestros espacios públicos con el fin de tomar una posición contra el saneamiento de las historias de dominación. Significa establecer los vínculos entre las historias de la migración; por ejemplo, cómo el gobierno del Reino Unido alentó a los miembros de los estados poscoloniales a convertirse en ciudadanos con el fin de reconstruir la Gran Bretaña de la posguerra a finales de los años 40 y principios de los 50, sólo para facilitar la deportación de esas mismas personas y sus descendientes durante el escándalo Windrush 2018. Descolonizar significa invertir en nuestras comunidades locales y comprender quiénes tienen menos acceso a los servicios públicos, quiénes son criminalizados y quiénes sufren bajo el mismo racismo que fue una justificación clave de la expansión colonial. Requiere que pensemos en un mundo más allá de los estados y las fronteras, un lugar en el que nuestra humanidad no esté determinada por nuestra ciudadanía.
¿Qué significa esto para la poesía?
La literatura inglesa se presenta a menudo como un campo apolítico. Pensamos en la literatura y en los poemas como capaces de expresar una humanidad universal, no tocada por los marcadores de nuestras identidades. Pero la historia de la literatura inglesa como disciplina también está ligada al colonialismo. En las colonias, sirvió como método para reafirmar la superioridad intelectual y artística de las potencias occidentales. La poesía es quizá una de las formas más radicales de que disponemos. Los miembros de las antiguas colonias y de la diáspora la han utilizado para expresar la situación única y complicada en la que se han encontrado como resultado de un pasado que no podían controlar. Para los individuos que vivían bajo el dominio colonial, la literatura era también una forma de revuelta. Una forma de expresar la ira, el resentimiento y de contrarrestar el daño que se les infligía. Este tipo de poesía nos ayuda a entender las consecuencias del colonialismo de diferentes maneras. La literatura es tal vez lo más cercano a la comprensión de las consecuencias emocionales del colonialismo. Nos recuerda que las atrocidades históricas ocurrieron a personas que tenían sus propias historias. Permite reivindicar los relatos de la expulsión y la dominación y pone de relieve que, desde que existe el colonialismo, siempre ha habido resistencia.
La traducción ofrece una nueva oportunidad de relacionarse con la obra de los escritores del Sur Global. El proceso de traducción es siempre un intercambio bidireccional, que puede revelar la dinámica de poder que está incrustada en las lenguas que hablamos. La traducción es un proceso democrático que permite la difusión de voces radicales, un elemento clave del proyecto descolonizador. Cuando traducimos poesía, especialmente a lenguas que están al borde de la extinción, estamos ayudando a archivar voces que han sido suprimidas a propósito. La voz del hablante es fundamental en cualquier poema y lo que la traducción ofrece a la poesía es una oportunidad para descubrir nuevos hablantes y aprender de lo que expresan sobre sí mismos, sus vidas, sus comunidades y las historias que les han dado forma.
Conclusión
La descolonización no es un proceso fácil o sencillo y nunca debería presentarse como tal. Requiere un serio compromiso con las estructuras que organizan nuestras vidas y una profunda inversión para hacer del mundo un lugar más justo para todos. Es, por encima de todo, una llamada a la acción y un llamamiento a luchar contra la noción de que nuestras vidas están entrelazadas para bien y para mal. Quizá la consecuencia más útil de aprender sobre la descolonización es sentirse impulsado a compartir lo aprendido, politizar a los demás y organizarse en torno a cuestiones relevantes en su comunidad. Ya sea utilizando literatura, apoyando campañas desde lejos o permaneciendo atento a lo que ocurre a nivel internacional y proporcionando solidaridad; lo más importante es recordar que la descolonización no es un principio estático o simplemente una frase hecha, sino que exige una reflexión y una acción serias y empieza por conocer tu historia.