Cistocele (vejiga caída)
Manejo y tratamiento
¿Cómo se trata un cistocele?
Si no es molesto, un cistocele leve puede no requerir ningún tratamiento, aparte de evitar levantar objetos pesados o hacer esfuerzos que puedan empeorar el problema.
Otras posibles opciones de tratamiento son las siguientes:
- Pérdida de peso.
- Terapia de sustitución de estrógenos.
- Ejercicios de Kegel para fortalecer las aberturas de la uretra, la vagina y el recto. Estos ejercicios consisten en tensar los músculos que se utilizan para detener el flujo de orina, mantenerlos durante 10 segundos y luego soltarlos.
- Si los síntomas son modestos, se puede colocar un dispositivo llamado pesario en la vagina para mantener la vejiga en su sitio. Los pesarios están disponibles en varias formas y tamaños para garantizar un ajuste adecuado. El pesario debe retirarse y limpiarse con regularidad para evitar infecciones o úlceras.
¿Qué ocurre durante y después de la cirugía de un cistocele?
Un cistocele moderado o grave puede requerir una cirugía reconstructiva para mover la vejiga a una posición normal. Hay varias formas de realizar esta cirugía, incluida una reparación anterior. En una reparación anterior, se realiza una incisión (corte) en la pared de la vagina y se tensa el tejido que separa la vejiga de la vagina. Otra opción, para los prolapsos más graves, es colocar un material sintético con un enfoque robótico o laparoscópico a través del abdomen. Este método puede dar más soporte al tejido y ayudar a prevenir que la afección se repita.
La paciente suele irse a casa el día de la operación. La recuperación completa suele durar de cuatro a seis semanas.
Para las mujeres que no planean volver a tener relaciones sexuales, las cirugías que cosen la vagina y la acortan para que ya no sobresalga son casi 100% efectivas.
¿Qué se puede esperar después del tratamiento de un cistocele?
En los casos leves, los tratamientos no quirúrgicos pueden ser todo lo que se necesita para tratar con éxito un cistocele.
Cuando se realiza una cirugía para casos más graves, algunas mujeres acabarán necesitando otra cirugía porque la primera fracasó, el cistocele volvió a aparecer o se desarrolló otro problema del suelo pélvico. Las mujeres de más edad, que fuman, que son diabéticas o que se han sometido a una histerectomía, pueden tener un mayor riesgo de sufrir complicaciones.