¿Debes ponerte la epidural?

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Algunas futuras mamás se comprometen a ponerse la epidural al llegar al hospital, mientras que otras esperan vivir el parto sin utilizar este método de alivio del dolor. Independientemente del bando en el que te encuentres, conviene saber que, aunque la epidural puede ser una herramienta útil, también tiene sus inconvenientes. Conocer los hechos te ayudará a tomar una decisión informada cuando se desarrolle el parto.

Pero antes de profundizar en los pros y los contras, te explicamos cómo se realiza el procedimiento: Un anestesista introduce una aguja entre dos vértebras de la parte baja de la espalda, deteniéndose justo antes del saco que encierra el grueso cable de nervios (canal espinal) dentro de la columna vertebral. Se introduce un fino catéter a través de la aguja, que luego se retira. A continuación, se introduce una mezcla de agente congelante local y un medicamento similar a la morfina a través del tubo, lo que provoca un adormecimiento por debajo de la cintura.

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Los pros

En la mayoría de los casos, la epidural proporciona un alivio del dolor muy eficaz. Y si te toca un parto difícil, esto podría marcar la diferencia entre una experiencia de parto positiva y una negativa. La epidural también puede ser muy útil en las siguientes situaciones:

Atención

Bebé «del lado del sol» Si el cuello del útero está completamente dilatado, pero tu bebé no se mueve porque está orientado hacia tu ombligo en lugar de hacia tu columna vertebral, el uso de la epidural para relajar los músculos de la vagina y el perineo a veces proporciona el espacio suficiente para permitirle girar y descender.

Agotamiento Si las contracciones la mantienen despierta durante mucho tiempo, una siesta (que se hace posible al librarse del dolor) puede darle un segundo aire.

Hipertensión Durante el trabajo de parto, la presión arterial alta (que puede dispararse aún más durante los pujos) plantea peligros, incluido un pequeño riesgo de accidente cerebrovascular. Un beneficio común de la epidural -una bajada de la presión arterial- puede reducir estos riesgos.

Necesidad de fórceps o ventosa Una epidural evita las molestias si tu bebé necesita ayuda para hacer una entrada.

Sección cesárea no urgente Una epidural permite a la mamá permanecer despierta durante el parto. (La rapidez de la anestesia general sólo es necesaria en situaciones muy urgentes, que suponen una pequeña minoría de las cesáreas)

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Los contras

¿Sabes que la epidural no siempre funciona como se anuncia? Aproximadamente entre el 5 y el 10 por ciento de las veces, la epidural sólo proporciona un alivio parcial, por ejemplo, adormeciendo sólo un lado de la parte inferior del cuerpo. La adición de más medicación o la repetición de la epidural corrige el problema en aproximadamente el 75% de los casos. Si esperas un parto sin dolor, esto puede ser muy decepcionante. En el otro extremo del espectro, en ocasiones la congelación se extiende demasiado, lo que puede dificultar la respiración. Otros posibles inconvenientes son:

Movilidad limitada La mayoría de las epidurales le mantienen más o menos inmóvil. Pero incluso si el adormecimiento resultante es lo suficientemente ligero como para permitirte mover las piernas (un tipo de epidural que sólo está disponible en un puñado de hospitales) en la mayoría de los centros, estarás automáticamente conectada a una vía intravenosa y a un monitor fetal, por lo que no podrás caminar por los pasillos ni moverte.

Menos eficacia en el trabajo de parto y en la capacidad de empujar Este efecto secundario no sólo puede alargar el trabajo de parto, sino que puede aumentar sustancialmente la probabilidad de un parto con fórceps o con ventosa. (¿En qué medida? Algunos médicos dicen que alrededor del 38%, mientras que otros afirman que la epidural duplica o incluso triplica las probabilidades). Además, más de la mitad de las mujeres que se ponen la epidural necesitarán la hormona oxitocina (que tiene sus propios riesgos) para reforzar las contracciones ralentizadas o estancadas.

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En determinadas circunstancias, puede duplicar las probabilidades de cesárea ¿La buena noticia? Según Klein, es posible reducir, o incluso eliminar, este riesgo adicional si se retrasa la aplicación de la epidural hasta los cuatro o cinco centímetros de dilatación y se pide un régimen de dosis altas en caso de necesitar oxitocina. La mayoría de los hospitales canadienses siguen administrando dosis demasiado bajas para reducir el riesgo añadido de cesárea. (Klein señala que se trata de un área de extrema controversia y que otros obstetras y anestesistas pueden rebatir sus afirmaciones.)

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Disminución de la presión arterial de la mamá Esto puede hacer que el ritmo cardíaco del bebé disminuya. Dado que esto es a veces un signo de sufrimiento, si los líquidos intravenosos y los fármacos no la devuelven a la normalidad, el siguiente paso suele ser una cesárea.

Dificultad para orinar La epidural aumenta la posibilidad de que sea necesario insertar una sonda para vaciar la vejiga.

Dolor de cabeza en la columna vertebral Aproximadamente el uno por ciento de las mujeres a las que se les aplica la epidural desarrollan un dolor de cabeza, que puede aparecer durante o después del parto, y puede ser muy intenso. Un procedimiento similar a la epidural puede solucionar el problema, pero si no es así, el dolor puede persistir durante días o (raramente) semanas.

Lesión perineal Los desgarros y otras lesiones son más comunes en las mujeres que utilizan la epidural porque aumentan el riesgo de un parto con ventosa o fórceps.

Fiebre Por razones que no se entienden completamente, la epidural aumenta significativamente las probabilidades de desarrollar fiebre durante el parto. En un estudio del año 2000, casi el 12% de las mujeres que recibieron la epidural tuvieron una temperatura de 37,8 C o superior, frente a sólo el 0,2% de las que no utilizaron este tipo de anestesia. En caso de que la fiebre indique una infección, normalmente se trata a la madre y al bebé (a menudo innecesariamente) con antibióticos. El bebé también puede ser ingresado en la UCIN para ser observado de cerca.

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Nuestros expertos:
-Tracy Franklin, matrona registrada, Toronto

-Michael C. Klein, investigador del parto, médico de familia, científico senior emérito de The Child & Family Research Institute y profesor emérito de la Universidad de Columbia Británica, Vancouver

-Andrew Kotaska, investigador y obstetra, Yellowknife

Una versión de este artículo apareció en nuestro número de Embarazo Invierno 2012/2013 con el titular «¿Deberías ponerte la epidural?» pp. 49.

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