¿El amor hace que se dilaten las pupilas?

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Los investigadores han descubierto que nuestras pupilas se dilatan en respuesta a la atracción física. Digital Camera Magazine/Getty Images

La representación romántica de los ojos como ventanas del alma no es sólo cosa de versos caprichosos. Claro, la palabra pupila viene de una palabra latina, pupilla, que significa «muñequita», en referencia a la forma en que esos orbes históricos producen reflejos en miniatura, como de muñecas, de las personas en su línea de visión, al igual que las brillantes lentes de las gafas de sol. Pero las pupilas -las aberturas vacilantes en el centro del iris, las partes coloreadas de los ojos que regulan la cantidad de luz que entra- reflejan de hecho algo más que lo que hay en el exterior.

Los músculos del iris que crean la contracción y dilatación de las pupilas están controlados por el sistema nervioso autónomo, que también es responsable de otras reacciones incontrolables como la piel de gallina y el ritmo cardíaco. En el interior del globo ocular, los músculos dilatadores y esfínteres hacen sonar el tejido del iris como un acordeón al son de la luz. Pero la luz no es lo único que orquesta cuando las pupilas se dilatan o se contraen. La respuesta innata de lucha o huida de los seres humanos, desencadenada por el sistema nervioso parasimpático -un subconjunto del sistema nervioso autónomo- también se manifiesta en nuestros iris. Ya en la década de 1870, Charles Darwin relacionó las pupilas con emociones como el miedo o la sorpresa. Aproximadamente un siglo más tarde, los científicos descubrieron que las pupilas también se disparan cuando experimentamos emociones en el extremo más soleado del espectro. En un artículo de la revista Scientific American de 1965, el psicólogo Eckhard Hess describió un curioso experimento. Mientras mostraba a su ayudante de investigación, James Polt, una serie de fotografías, Hess siguió los cambios en el diámetro del tamaño de la pupila de Polt. Y he aquí que las pupilas de Polt se agrandaban de forma espectacular cuando una imagen de una mujer desnuda aparecía ante sus ojos, lo que llevó a Hess a plantear la hipótesis de que la excitación sexual estimula las pupilas. Otros experimentos revelaron que las pupilas de las personas heterosexuales se dilataban cuando miraban desnudos del sexo opuesto, mientras que los participantes homosexuales mostraban esa respuesta pupilar cuando miraban desnudos del mismo sexo, lo que ofrece una confirmación más de la relación entre el interés sexual y la dilatación.

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