El procedimiento de «tiempo muerto»: una etnografía institucional de cómo se realiza en la práctica clínica real
Antecedentes: El procedimiento de tiempo muerto es una interacción comunicativa de importancia crítica para la preservación de la seguridad del paciente en el entorno quirúrgico. Mientras que investigaciones anteriores han examinado las influencias que dan forma al procedimiento de tiempo de espera, existe información limitada sobre cómo la comunicación real de tiempo de espera es realizada por los miembros del equipo quirúrgico multidisciplinario en el entorno clínico.
Métodos: Se realizó un estudio etnográfico institucional. El estudio se realizó en tres centros hospitalarios de Melbourne, Australia. En total, 125 profesionales sanitarios de las disciplinas de cirugía, anestesia y enfermería participaron en el estudio. Los datos se generaron mediante 350 horas de observación, dos grupos de discusión y 20 entrevistas semiestructuradas. Se realizó un análisis etnográfico institucional.
Resultados: El análisis reveló que los profesionales sanitarios adaptaron el contenido, el tiempo y el número de miembros del equipo que participan en el procedimiento de tiempo muerto para satisfacer las demandas del entorno del teatro. Habitualmente, el procedimiento de tiempo de espera se completaba parcialmente, se llevaba a cabo una vez iniciada la cirugía y en él participaban sólo unos pocos miembros del equipo quirúrgico. La comunicación estaba restringida y sofocada por los flujos de trabajo asíncronos, las restricciones de tiempo, una cultura jerárquica y la reticencia de los cirujanos y anestesistas a ofrecer información y comunicarse abiertamente entre ellos y con el personal de enfermería. Los profesionales sanitarios se normalizaron para realizar un procedimiento abreviado de tiempo de espera.
Conclusiones: La seguridad del paciente quedó relegada en importancia, ya que los discursos de productividad, profesionalidad y jerarquía configuraron las prácticas de comunicación de los miembros del equipo quirúrgico para limitar la comunicación activa, abierta y directa. Examinar cómo se llevó a cabo el procedimiento de tiempo muerto en el entorno clínico permite que surjan posibilidades para facilitar el cumplimiento de las directrices del hospital y de la OMS.