En Kenia, los rebaños de jirafas tienen un aspecto muy diferente allí donde se pasean los leones
Los leones se comen a las jirafas bebés. De hecho, generalmente se piensa que el león es la única especie (aparte de los humanos, por supuesto) que supone una gran amenaza para estos gigantes de cuello largo, y que los grandes felinos tienen la costumbre de ir a por los individuos jóvenes. Sin embargo, según Zoe Muller, de la Universidad de Bristol, «nadie ha investigado nunca si esta preferencia por cazar crías tiene un impacto en la población en su conjunto»
Esta es una cuestión importante para los conservacionistas que intentan preservar las menguantes poblaciones del mamífero más alto del mundo, y es la razón por la que Muller pasó la mayor parte de dos años observando jirafas en Kenia. Lo que descubrió fue que las manadas de jirafas tienen un aspecto muy diferente cuando hay leones cerca.
Las jirafas pueden ser animales africanos emblemáticos, pero tienden a recibir poca atención cuando se trata de la investigación, especialmente en comparación con otros iconos como los elefantes o los rinocerontes (un estudio reciente sugirió que incluso tendríamos que reconsiderar cuántas especies de jirafas hay). Lo que sí sabemos es que estos animales están en peligro. Según la UICN, el número de jirafas ha disminuido al menos un 36% en las últimas tres décadas, y las poblaciones restantes se han dispersado y fragmentado por la pérdida de hábitat, el cambio medioambiental y la caza furtiva.
Muller visitó dos de estas poblaciones en zonas protegidas del Gran Valle del Rift en Kenia, en la Soysambu Conservancy y el Parque Nacional del Lago Nakuru. Pasó nueve meses en cada lugar entre 2010 y 2012, conduciendo un 4×4 por el terreno e identificando a las jirafas de Rothschild (desde una distancia de cientos de metros) por los patrones de su pelaje. Para Muller, había una gran e importante diferencia entre los dos lugares: El lago Nakuru tiene leones; Soysambu no.
Muller documentó el sexo y la edad de cada jirafa -contabilizó 77 jirafas en Soysambu y 89 en el lago Nakuru- y observó otra diferencia sorprendente: en Soysambu, las jirafas muy jóvenes (de menos de un año de edad) constituían alrededor del 34% de la población, mientras que las jirafas de esa edad en el lago Nakuru apenas llegaban al 6%.
Muller sospecha que esta diferencia está directamente relacionada con la presencia de leones en el lago Nakuru. «La depredación por parte de los leones es la principal causa de muerte de las crías de jirafa», escribe en su estudio, «son un objetivo preferido y rara vez sobreviven a un ataque».
El hábito de los grandes felinos de cazar a las crías da lugar a poblaciones dominadas por los adultos, lo que puede cambiar la forma en que estas poblaciones crecerán con el paso de las generaciones. Éste es sólo el primer estudio que examina el fenómeno, y se necesitarán más investigaciones para respaldar las conclusiones de Muller, pero las implicaciones son significativas.
«Las jirafas son una especie amenazada, que sufre un continuo declive en la naturaleza», dijo Muller, «y esta investigación pone de relieve cómo la gestión de las jirafas junto a los leones dentro de un área de conservación (una práctica común en África) tiene efectos perjudiciales para las poblaciones de jirafas».
El estudio también proporciona nueva información sobre los patrones a largo plazo de la población de jirafas en el lago Nakuru. A mediados de la década de 1990, había más de 150 jirafas en el parque, pero su número se redujo a menos de 65 en 2002. El recuento de Muller, de 89, revela un repunte en los años posteriores, lo que también podría estar relacionado en parte con los leones, ya que la población de estos felinos en el parque ha disminuido desde 2002. Este estudio es el primero que informa de un recuento de la población de Soysambu.
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