La oscura realidad de lo que sucede cuando alguien está sexualmente reprimido

El deseo sexual, como todos sabemos, es un impulso biológico natural, que puede o no llevar a la masturbación o al coito, y éste puede o no llevar al orgasmo. El reflejo del orgasmo es un aspecto automático del sistema nervioso. Está preprogramado en el cuerpo humano para necesitar el orgasmo de forma regular, cuya frecuencia depende de la edad y la salud de la persona.

Para la mayoría de las personas, el orgasmo es extremadamente placentero. Inunda el cuerpo de hormonas del placer, provocando una sensación de euforia y alegría. Por un momento, la mente se detiene, el sentido del tiempo desaparece y se nos ofrece una visión del cielo. Este estado de pura alegría es una puerta que nos ofrece la naturaleza y que nos permite experimentar la vida en su totalidad. A menudo, en estos momentos de éxtasis, sabemos sin lugar a dudas que la vida es simplemente amor.

Algunas personas hablan de la trascendencia sexual como algo deseable, cuando es la biología la que decide si los impulsos sexuales se manifiestan o no. Una mente condicionada por ciertas creencias puede ser capaz de inhibir la respuesta sexual, pero no puede controlar el reflejo del orgasmo.

Incluso si una persona no se entrega al sexo -ya sea a través de la masturbación o de la unión sexual- seguirá teniendo sueños en los que la fantasía sexual le llevará al orgasmo. Una manifestación más peligrosa, que surge a través de la represión sexual, es la de la perversión.

Una persona se vuelve tan torturada por los incesantes impulsos sexuales no satisfechos que se convierte en violador o pedófilo.

Y aún otro aspecto de la sexualidad que es muy frecuente en nuestra sociedad cibernética, es el mental. Tal persona carece de contacto sexual y también puede carecer de conexión humana nutritiva. Puede carecer de contacto humano, y sólo puede encontrar una satisfacción en la sombra a través del contacto imaginario con personas imaginadas que se ven en la pantalla del ordenador.

Hay otra categoría de sexualidad que es importante entender: la sexualidad impulsada por las emociones. Esto ocurre cuando una persona tiene emociones fuertemente reprimidas, como la ira, el miedo o la tristeza. Las emociones son como el clima, que es muy cambiante. Y lo mismo ocurre con nuestras emociones. Si las emociones están estancadas, buscarán expresarse indirectamente a través de otros medios.

Una de las formas más comunes que la gente ha encontrado para liberar las emociones reprimidas es a través de la actividad sexual y el orgasmo. Cuando las personas hacen esto, a menudo no disfrutan realmente de la liberación. Se trata más de soltar el estrés que de una experiencia profunda de éxtasis.

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Como la persona no se siente realmente realizada y el ciclo emocional nunca encuentra su verdadera liberación a través de la expresión consciente, cada vez hay más deseo de liberación, y la persona sigue interpretando ese impulso como una necesidad de sexo.

Este es el clima en el que nace la adicción al sexo. En cierto sentido, es similar a la adicción a la comida basura. Una persona sigue comiendo más y más comida basura porque esa comida parece ofrecer el alimento que necesita el cuerpo, pero en realidad le roba los nutrientes necesarios. Y como la persona se siente desnutrida, busca más y más comida basura, con la esperanza de que al tener más encontrará la satisfacción que busca. Se convierte en un círculo vicioso.

Ahora, hay un libro maravilloso escrito por un ex adicto al sexo y al porno, llamado The Sex God: No Mud No Lotus de Ben Belenus. Él encuentra su camino hacia una sexualidad equilibrada a través de la práctica del Tantra con su pareja sentimental. El Tantra es, en efecto, una forma magistral de descubrir la plenitud sexual y espiritual.

La puerta a la plenitud se encuentra cuando volvemos a nuestra naturaleza original y espontánea. Esto puede lograrse desenrollando nuestras tensiones y represiones emocionales hasta su origen, que pueden ser recuerdos dolorosos de la infancia o sistemas de creencias rígidos. Entonces podemos aprender a liberar las emociones directamente, a través de un grito profundo y primario o de golpes de almohada, o de otras formas de liberación emocional guiada.

Cuando aprendemos la fluidez emocional, nuestra sexualidad ya no tiene que funcionar como un conducto para nuestra neurosis. Entonces podemos empezar a disfrutar de un placer sexual natural y fluido. El cuerpo tiene su propia sabiduría para la expresión sexual, y en una persona equilibrada ésta está conectada con el amor y el espíritu.

Sólo tenemos una energía, y esta única esencia fluye a través de todo lo que somos, cuerpo, corazón, mente y alma. El sexo es una alegre celebración de estar vivo, en profunda comunión con otro ser humano y con toda la creación. Permitir que el río de energía vital fluya a través de nosotros de forma multidimensional aporta placer, gratitud y felicidad a nuestras vidas.

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