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A cualquier viajero le lleva tiempo aprender y adaptarse a las diferencias de la cultura de acogida. Los viajeros autistas pueden querer investigar algunas formas específicas en las que la cultura local de acogida podría afectar a sus rutinas o preferencias. Piense en cómo podría adaptarse si viajara a un país que tuviera diferencias culturales importantes relacionadas con: el tiempo y la puntualidad, el ocio y los horarios, y el lenguaje corporal.

Tiempo y puntualidad

Algunos países hacen hincapié en la prontitud y la puntualidad. Por ejemplo, en Alemania, los trenes tienen fama de ser puntuales y la gente también. Al igual que en Estados Unidos, se espera que te presentes a una reunión o a una clase a la hora acordada. En cambio, en las culturas que tienen expectativas más relajadas sobre la puntualidad, como Argentina o Jamaica, es más probable que la gente y el transporte público lleguen tarde. Si usted es una persona que tiene rutinas establecidas, piense en cómo se adaptaría a un lugar diferente con un ritmo distinto.

Ocio y horarios

España es conocida por sus «siestas» (períodos de descanso) de mediodía, y varios otros países han adoptado también esta costumbre. Para algunos viajeros con discapacidades, una cultura que valora el tiempo para descansar durante el día puede ser útil para recargar o romper una agenda que, de otro modo, estaría ocupada. Para otros, puede ser un inconveniente encontrar que sus negocios o servicios preferidos están cerrados durante estos periodos.

Las comidas pueden tomarse con calma, con cenas en las que se prolonga la comida y la conversación durante horas o hasta bien entrada la noche. Dependiendo del lugar al que vayas, tus nuevos amigos y anfitriones en el nuevo país pueden preferir salir a socializar hasta muy tarde en la noche. Si usted es el tipo de persona a la que le gusta ceñirse a un horario, prepárese para saber cómo manejará los eventos no programados o las actividades que se prolonguen más de lo previsto.

Lenguaje corporal

En Estados Unidos y otros países europeos como España, Francia y Alemania, utilizar el contacto visual directo está aceptado y se considera un signo de atención, honestidad, confianza y respeto por lo que el otro está diciendo. En algunas culturas latinoamericanas, asiáticas y africanas ocurre lo contrario. El contacto visual directo puede considerarse agresivo. En estas culturas, evitar el contacto visual directo es un signo de respeto, especialmente hacia los mayores o las figuras de autoridad (jefes, profesores). Conocer las normas de una cultura puede ayudarte a perfeccionar tus habilidades de comunicación no verbal, ya que te enseñará a captar o utilizar diferentes señales faciales o de lenguaje corporal si no puedes mirar directamente a los ojos de alguien.

«Me sentí muy cómodo; por alguna razón, la estructura cultural es menos intimidante. Disfruté mucho de mi estancia en el extranjero y me llevé muy bien con los japoneses. La situación de la familia de acogida estaba estructurada. Sabes lo que se espera de ti en Japón. Es una sociedad más ritualista, y las personas con autismo pueden serlo. Sabía que la cultura básica estaba orientada a la familia, así que pude seguir su estructura». – Ted Koehler, estudiante estadounidense en Japón

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