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En concreto, este trabajo se enmarca en la teoría de juegos, una rama de las matemáticas con aplicaciones en sociología y economía, que examina el comportamiento de las personas cuando se enfrentan a un dilema y tienen que tomar decisiones. Estas decisiones tendrán diferentes consecuencias que también dependerán de lo que decida hacer la otra parte implicada. «Se pide a los implicados que participen por parejas, estas parejas cambian, no sólo en cada ronda, sino también cada vez que el juego cambia. Así, la mejor opción puede ser cooperar o, por el contrario, oponerse o traicionar ….. De este modo, podemos obtener información sobre lo que hacen las personas en situaciones sociales muy diferentes», explica uno de los autores del estudio, Anxo Sánchez, que es profesor del GISC (Grupo Interdisciplinar de Sistemas Complejos), perteneciente al Departamento de Matemáticas de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).

Según Yamir Moreno, que es el coordinador del grupo Cosnet (Grupo de Redes y Sistemas Complejos / Networks and Complex Systems Group) del BIFI (Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos / Institute of Biocomputation and the Physics of Complex Systems) de la Universidad de Zaragoza, y también presidente de la Sociedad de Sistemas Complejos, «Los resultados van en contra de ciertas teorías; La que afirma que los humanos actúan de forma puramente racional, por ejemplo, y, por tanto, deberían tenerse en cuenta para rediseñar las políticas sociales y económicas, así como las de cooperación». Continúa diciendo que «este tipo de estudios son importantes porque mejoran las teorías existentes sobre el comportamiento humano al darles una base experimental».

Tras realizar este tipo de experimentos sociales, los investigadores desarrollaron un algoritmo informático que se propuso clasificar a las personas según su comportamiento. El algoritmo informático organizó al 90% de las personas en cuatro grupos: el más numeroso, con un 30%, es el de los Envidiosos -a los que no les importa lo que consigan, siempre que sean mejores que los demás-; le siguen los Optimistas -que creen que ellos y su pareja harán la mejor elección para ambos- en un 20%. También en el 20% están los Pesimistas -que seleccionan la opción que ven como el menor de los males- y el grupo de los Confiables -que son colaboradores natos y que siempre cooperarán y a los que realmente no les importa si ganan o pierden.

Hay un quinto grupo no definido, que representa el 10%, que el algoritmo no es capaz de clasificar en relación con un tipo claro de comportamiento. Los investigadores argumentan que esto les permite inferir la existencia de un amplio abanico de subgrupos formados por individuos que no responden de forma determinada a ninguno de los modelos reseñados.

Anxo Sánchez lo explica con un ejemplo de un dilema concreto: dos personas pueden cazar ciervos juntas, pero si están solas, sólo pueden cazar conejos. La persona perteneciente al grupo de los Envidiosos elegirá cazar conejos porque será al menos igual que el otro cazador, o quizás incluso mejor; el Optimista elegirá cazar ciervos porque es la mejor opción para ambos cazadores; el Pesimista se decantará por los conejos porque así seguro que caza algo; y el cazador que pertenece al grupo de los Confiables cooperará y elegirá cazar ciervos, sin pensarlo dos veces.

Experimento basado en la participación ciudadana

El estudio se basa en un experimento organizado por el Ayuntamiento de Barcelona y la Oficina de Ciencia Ciudadana de Barcelona, en el marco del festival DAU, también en Barcelona. «Uno de los principios fundamentales de este estudio es el hecho de que el experimento se ha desarrollado de forma que se fomente la participación de los ciudadanos en el marco de una de las actividades públicas de la ciudad», explica Josep Perelló, líder del grupo OpenSystems del Departamento de Física de la Materia Condensada de la Universitat de Barcelona, y también coordinador de la Oficina de Ciencia Ciudadana de Barcelona. En este sentido, «los resultados han sido compartidos con los participantes, por lo que los sujetos del estudio se convierten en partícipes activos de la investigación», concluye el investigador.

«Lo realmente curioso es que la clasificación ha sido realizada por un algoritmo informático que podría haber obtenido un mayor número de grupos, pero que, de hecho, ha producido una clasificación «excelente» en cuatro tipos de personalidad», explica Yamir Moreno. Jordi Duch, investigador de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, y uno de los autores de este estudio, continúa explicando: «Este tipo de algoritmo de clasificación se ha utilizado anteriormente con éxito en otros campos, como la biología. Sin embargo, su aplicación al estudio del comportamiento humano es bastante revolucionaria, ya que los trabajos anteriores prefijaban los comportamientos esperados antes de realizar el experimento, en lugar de permitir que un sistema externo nos diera luego información automática sobre qué agrupaciones eran más lógicas». Esto tiene una importancia capital porque no es algo impuesto por los investigadores. El objetivo de utilizar las matemáticas era precisamente garantizar la imparcialidad», añade Anxo Sánchez.

«Antes, los experimentos eran realizados por decenas de personas. Ahora, con esta plataforma, es posible aumentar significativamente el volumen de participantes en el estudio, además de poder realizar pruebas con población heterogénea; esto también nos permite registrar datos mucho más específicos sobre cómo se comportan los participantes durante el experimento. Esto ha abierto la puerta a poner en marcha pruebas mucho más complejas que las que se han realizado hasta ahora en este campo», afirma Jordi Duch.

Del mismo modo, los resultados de la investigación arrojan luz en relación a lo que mueve el interés colectivo o individual en los procesos de negociación, y como tal, es útil para la gestión de empresas, organizaciones o para la reformulación política. Además, también sirve para abrir la puerta a la mejora de la maquinaria, para hacer «robots más humanizados», concluye Anxo Sánchez.

Referencia bibliográfica:

Los humanos muestran un conjunto reducido de fenotipos conductuales consistentes en los juegos diádicos. Julia Poncela-Casasnovas, Mario Gutiérrez-Roig, Carlos Gracia-Lázaro, Julian Vicens, Jesús Gómez-Gardeñes, Josep Perelló, Yamir Moreno, Jordi Duch y Ángel Sánchez. Science Advances 05 ago 2016. Vol. 2, nº 8, e1600451. DOI: 10.1126/sciadv.1600451. http://hdl.handle.net/10016/23598

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