Nuevas esperanzas para tratar la pérdida de audición

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En español | La pérdida de audición es una crisis de salud creciente que afecta a unos 48 millones de estadounidenses, más que la diabetes o el cáncer, y afecta a casi la mitad de las personas mayores de 75 años. Ocurre de forma natural con el envejecimiento, pero también puede estar provocada por una serie de factores: la exposición a ruidos excesivos, medicamentos como la quimioterapia o los antibióticos, infecciones víricas o una predisposición genética.

Aunque los tratamientos tradicionales, como los audífonos o los implantes cocleares que amplifican los sonidos, pueden ayudar, no suelen funcionar bien en entornos ruidosos. Tampoco solucionan los problemas físicos subyacentes que causan la pérdida de audición. Pero hay buenas noticias en el horizonte: Varios fármacos en fase de desarrollo podrían cambiar radicalmente la forma de tratar la pérdida de audición y ofrecer nuevas esperanzas a millones de personas que no obtienen mucho alivio o no pueden permitirse los costosos audífonos.

Tipos de nuevos tratamientos

Estos nuevos tratamientos van desde fármacos para prevenir la pérdida de audición inducida por demasiado ruido o la exposición a ciertas quimioterapias, hasta terapias o terapias genéticas que pueden regenerar las células ciliadas del oído interno. Hay unas 15.000 de estas células microscópicas que vibran cuando son golpeadas por las ondas sonoras, y transmiten esos impulsos eléctricos al nervio auditivo. Los daños en estas delicadas células ciliadas son responsables del 90 por ciento de las pérdidas de audición.

«Por primera vez, estamos estudiando terapias normales que pueden restaurar, regenerar o proteger la audición de las personas», afirma Anne G.M. Schilder, profesora y directora del programa de investigación traslacional de la audición del Centro de Investigación Biomédica del Instituto Nacional de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario de Londres, en el Reino Unido. «Se han producido verdaderos avances en nuestra comprensión de los mecanismos subyacentes que conducen a la pérdida del oído interno». Prevé que, a medida que el campo continúe su rápido desarrollo, «veremos una serie de nuevos fármacos en los próximos años».

Schilder es el investigador principal de un ensayo clínico de un compuesto conocido como inhibidor de la gamma secretasa. En ratones de laboratorio, estos fármacos activan un gen que hace que las llamadas «células de soporte» se transformen en células ciliadas sensoriales en el oído interno. El fármaco, que se encuentra en su segunda fase de pruebas en humanos en 40 voluntarios de Europa, se administra mediante tres inyecciones semanales a través del tímpano.

«Cuando se probó en ratones, aumentó el número de células ciliadas y mejoró su audición», dice Schilder. «Tenemos la esperanza de que funcione en humanos».

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