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DISCUSIÓN

La frecuencia de CGA según el sistema Bethesda oscila entre el 0,1 y el 2,1% en la literatura. De acuerdo con la literatura, el AGC se detectó en aproximadamente el 0,1% de todas las citologías cervicales en nuestro estudio. Aunque es poco frecuente, el diagnóstico de CGA debe hacer sospechar al clínico la existencia de patologías significativas en el tracto genital o en estructuras extragenitales. En la literatura, las tasas de lesiones malignas o premalignas oscilan entre el 22 y el 53% en pacientes con CGA. Kim et al. informaron de que se encontraron enfermedades malignas en 24 pacientes (28,9%) durante el seguimiento histológico entre 83 pacientes con CGA en la citología. En su grupo de estudio, el adenocarcinoma cervical (8/24 pacientes, 33,3%) fue la enfermedad maligna más frecuentemente observada, seguida del cáncer de ME (6/24 pacientes, 25%), el cáncer de ovario (4/24 pacientes, 16,6%), el cáncer de mama (3/24 pacientes, 12,5%) y el cáncer de estómago (3/24 pacientes, 12,5%). Krane et al. detectaron lesiones malignas o premalignas en el 34,3% de 108 pacientes con CGA. En su estudio, 24 pacientes tenían neoplasia cervical, mientras que 13 tenían otras neoplasias que consistían en 5 adenocarcinomas de ME, 4 hiperplasia de ME, 2 carcinomas de ovario y 2 adenocarcinomas de trompa de Falopio. Mood et al. informaron de que se detectaron enfermedades neoplásicas o preneoplásicas en 22 de 44 pacientes (55,3%). De ellas, 15 (68,1%) tenían una enfermedad premaligna cervical y 2 (9%) tenían un adenocarcinoma cervical. Otras enfermedades incluían adenocarcinoma de ME, carcinoma lobular de mama metastásico, adenocarcinoma vaginal, hiperplasia simple de ME y tejido trofoblástico no velloso en esa serie. En el estudio de Zhao et al., se informó de que la patología clínicamente significativa era del 22,8% en las mujeres con AGC, que en su mayoría consistía en lesiones de ME (en el 51%), seguidas de lesiones escamosas y glandulares cervicales (en el 43%).

En el presente estudio, a 27 de 80 pacientes (33,8%) se les diagnosticó enfermedad maligna o premaligna. El origen más común de la patología significativa fue el endometrio, seguido del cuello uterino y el ovario. De las pacientes de nuestro grupo de estudio, 10 (12,5%) tenían adenocarcinoma EM de tipo endometrioide, que fue la patología invasiva más común. Además, se detectó un adenocarcinoma seroso en una paciente y un carcinosarcoma de endometrio en otra. Las patologías cervicales incluían el carcinoma de células escamosas invasivo en cuatro pacientes, el adenocarcinoma invasivo de cuello uterino en cuatro y la enfermedad cervical preinvasiva en tres mujeres. Aunque las patologías más comúnmente notificadas en pacientes con AGC son las lesiones cervicales preinvasivas e invasivas y las enfermedades de ME son menos probables según la bibliografía, la mayor incidencia de neoplasias de ME en la serie actual puede atribuirse a la incidencia relativamente baja de neoplasias cervicales en Turquía en comparación con la neoplasia de ME.

En raras ocasiones, el cáncer de ovario también puede diagnosticarse durante la evaluación posterior de mujeres con citología de AGC. Los cánceres de ovario en esta población de pacientes pueden ser primarios o metastásicos y las metástasis se originan principalmente en el sistema gastrointestinal. Las tasas de patología ovárica en las pacientes con AGC fueron reportadas como <1%. Sin embargo, Tam et al. informaron de que cinco (3,6%) tenían cáncer de ovario y dos (1,4%) tenían tumores malignos extragenitales entre 138 mujeres con CGA. En el presente estudio, se detectó cáncer de ovario en dos pacientes (2,5%) y neoplasias malignas extragenitales metastásicas a los ovarios en dos (2,5%). Esta alta tasa de origen ovárico en esta serie podría ser el resultado de un tamaño de muestra relativamente pequeño. No obstante, en los casos sin ninguna malignidad detectada por la evaluación patológica del cuello uterino y el endometrio, deben utilizarse modalidades de imagen abdominal y pélvica, así como marcadores tumorales séricos, para revelar el origen ovárico o abdominal de las células glandulares malignas.

Es evidente que las pacientes con resultado de AGC en la citología cervical conllevan un riesgo significativo de tener un diagnóstico de neoplasia invasiva o preinvasiva genital o, con menor frecuencia, extragenital. La cuestión es si algunas mujeres con AGC tienen más riesgo de tener estas neoplasias que otras. Se han comunicado varios factores predictivos sobre esta cuestión. Tam et al. informaron de que mientras que el 67,6% de las 34 pacientes con AGC-FN tenían una patología significativa, sólo el 19,2% de las pacientes con AGC-NOS tenían una patología significativa. Del mismo modo, Sawangsang et al. encontraron que la tasa de lesiones significativas en las mujeres con AGC-FN era significativamente mayor que en las mujeres con AGC-NOS. De acuerdo con la literatura, mientras que el 38,5% de las pacientes con AGC-NOS tenían patología significativa, todas las pacientes con AGC-FN tenían patología significativa en nuestro estudio. Además, entre las pacientes con citología de AGC, se informó de que la edad era un factor predictivo de patología significativa en varios estudios. Cheng et al. demostraron que las mujeres de más de 60 años tienen una mayor posibilidad de padecer cáncer ginecológico. El papel de la edad fue mencionado por otro estudio en el que no se detectaron cánceres de ME si las pacientes con AGC eran menores de 35 años. El estudio actual también confirmó la importancia de la edad porque la tasa de patología significativa era mayor si la paciente con AGC tenía 50 años o más. Los otros factores de riesgo para la patología significativa en la serie actual fueron estar en el estado posmenopáusico y tener quejas ginecológicas durante la presentación inicial.

En conclusión, el resultado de AGC en la citología cervical se asocia con patología significativa en una proporción considerable de pacientes. Por lo tanto, dicho resultado debe hacer que el clínico evalúe minuciosamente a la paciente, prestando especial atención al endometrio y al cuello uterino. Los ovarios, las trompas y las estructuras abdominales también deben investigarse en detalle cuando el endometrio y el cuello uterino no presentan malignidad. También debe tenerse en cuenta que, especialmente las pacientes de edad avanzada y posmenopáusicas con CGA, pueden tener un mayor riesgo de presentar enfermedad premaligna y maligna, lo que puede justificar un estudio diagnóstico más agresivo en esas mujeres.

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