¿Puedo nadar después de un piercing?

Deberías evitar nadar durante al menos 24 horas después de hacerte un piercing, e idealmente hasta que se haya curado correctamente. Mientras esté cicatrizando, es importante mantener el piercing seco, ya que existe el riesgo de infección.

¿Cuánto tarda en cicatrizar un piercing?

Un nuevo piercing corporal puede estar rojo y sensible durante unas semanas. El tiempo de cicatrización de un piercing puede variar dependiendo de la parte del cuerpo que se haya perforado y de lo bien que se cuide.

Como guía general, los tiempos de curación de los piercings más comunes pueden ser:

  • Lóbulo de la oreja – 6 a 8 semanas
  • Parte superior de la oreja – 6 a 8 semanas
  • Obstáculo (ombligo) – 6 meses a 1 año
  • Nariz – hasta 6 meses
  • lengua – 2 a 4 semanas

Natación después de un piercing

Es posible contraer una infección en cualquier cuerpo de agua, así que mientras tu piercing se cura debes evitar nadar en ella:

  • piscinas
  • arroyos, lagos y ríos
  • el mar

También debes evitar usar jacuzzis.

Signos de infección

Su piercing puede estar infectado si:

  • Está rojo e hinchado
  • Se siente caliente
  • Duele – sobre todo si es punzante o el dolor se extiende
  • Hay una secreción que sale del piercing, que puede ser amarilla o verde y de mal olor

Si tienes algún signo de infección, acude a tu médico de cabecera.

Cómo cuidar el piercing

Después de hacerse un piercing, es importante mantener la zona limpia y seca. Se le puede aconsejar que limpie suavemente la zona con una solución salina o agua salada tibia.

Sin embargo, el piercing no debe limpiarse más de lo necesario para mantenerlo limpio, ya que el exceso de limpieza puede irritar la piel y retrasar la curación. Normalmente no es necesario girar o quitar una pieza de joyería.

Para limpiar el piercing, sumerja la zona en una solución salina o agua salada tibia durante 5 a 10 minutos. También puedes empapar un paño limpio en la solución y aplicarlo en la zona. Una vez que la secreción se haya ablandado, puedes limpiarla con un bastoncillo de algodón o un trozo de gasa.

Lávate las manos con agua tibia y jabón antibacteriano, y sécalas con una toalla desechable antes de tocar o lavar el piercing.

Asegúrate de que toda la ropa y la ropa de cama que pueda entrar en contacto con la zona que rodea el piercing esté limpia.

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