Sala Uno: Enseñanza de las reglas del aula en preescolar – Jefferson Park Preschool

Por: Angela Fisher

Desde los primeros días de clase, todas las maestras de preescolar comienzan a enseñar las reglas de la clase para asegurarse de que los alumnos entienden los comportamientos aceptables o inaceptables. El vocabulario es sencillo para que los niños de preescolar puedan entenderlas.

A lo largo de los años, me he dado cuenta de que una de las mejores formas de enseñar las normas de la clase era crear un libro con dibujos con nuestros alumnos. A los alumnos les encanta verse a sí mismos como protagonistas del libro, y de esta manera, las reglas tienen más sentido para ellos.

Presentamos cada regla por separado, para no abrumar a nuestros preescolares.

Nuestras reglas son:

  • Oídos que escuchan

  • Voces tranquilas

  • Jugar juntos y compartir

  • Pies que caminan

  • Mantener las manos para ti mismo

  • Di «por favor» cuando necesites ayuda

  • Espera y toma turnos

  • Los ojos miran

Luego los practicamos durante todo el día. Proporcionamos muchas oportunidades para que los estudiantes practiquen las reglas (durante todo el año). A lo largo del año tratamos de tener tantas actividades divertidas y prácticas como sea posible para enseñar las reglas. Mi forma favorita de enseñar las habilidades sociales es utilizando libros.

También hacemos pequeños grupos para ayudar a los estudiantes a practicar las reglas. Por ejemplo, puedo hacer que 8 alumnos realicen una actividad de arte y poner sólo 5 barras de pegamento. Los alumnos pueden practicar la espera y los turnos de uso de las barras de pegamento. .

Además, otra forma de enseñar las reglas de nuestra clase es mediante el modelado. Explicamos a nuestros alumnos por qué actuamos de una determinada manera, por ejemplo: «Utilizo una voz tranquila dentro porque no quiero herir los oídos de nadie».

Elogiar y señalar cuando los alumnos siguen las normas es también una buena forma de enseñar a los alumnos los comportamientos aceptables. Además, los elogios nos ayudan a desarrollar relaciones positivas con los alumnos. Los elogios que utilizamos son específicos. Por ejemplo, puedo decir: «Gran trabajo esperando pacientemente el turno en una bicicleta».

Al final del año escolar, nuestros alumnos interiorizan estas normas y se corrigen. Es el momento más gratificante para un profesor ver cómo la comunidad se ayuda mutuamente a ser amable con los demás y a interactuar de forma positiva.

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