Anticonvulsivos

Los anticonvulsivos (antiepilépticos o FAE) ayudan a normalizar la forma en que los impulsos nerviosos viajan a lo largo de las células nerviosas, lo que ayuda a prevenir o tratar las convulsiones. Cuando el cerebro funciona normalmente, las células nerviosas se comunican entre sí mediante señales eléctricas controladas de una célula nerviosa a otra. Esto le dice al cuerpo que haga todo lo que necesita o quiere hacer.

Durante una convulsión hay un cambio en el nivel de las señales eléctricas de las células nerviosas de un nivel normal a una cantidad excesiva o anormal de señales nerviosas. Este aumento de la actividad nerviosa es responsable de los signos y síntomas de una convulsión. La causa del cambio en los impulsos nerviosos puede ser el resultado de una lesión en una parte del cerebro, un accidente cerebrovascular, un tumor cerebral, causas genéticas, problemas metabólicos o problemas de toxicidad. Los anticonvulsivos también pueden utilizarse para tratar el dolor nervioso y el trastorno bipolar.

Cómo actúan

Los anticonvulsivos mantienen los impulsos de las células nerviosas en un nivel normal para que no se vuelvan excesivos y descontrolados, por lo que se utilizan en los trastornos convulsivos y la epilepsia. El modo en que los anticonvulsivos controlan los impulsos nerviosos no se conoce del todo, pero se cree que es por su acción sobre neurotransmisores como el GABA, o actuando sobre receptores como el glutamato o cambiando los canales eléctricos de la célula nerviosa.

Qué tratan

Los anticonvulsivos estabilizan el nivel de los impulsos de las células nerviosas y se utilizan para una serie de afecciones que incluyen

  • epilepsia
  • trastornos convulsivos
  • dolor de nervios (dolor neuropático)
  • trastorno bipolar

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